Alrededor de la cárcel de Cotopaxi no hay señal telefónica, por lo que las víctimas de asaltos en esa zona no pueden pedir ayuda a la Policía. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
El terreno luce árido. Está repleto de plantas de maíz seco, pencos, chilcas y basura. En la rama de un árbol cuelga una cinta amarilla con la frase: “escena del crimen”. Así luce el lugar donde fue arrojado el cuerpo de Jenny, una joven de 19 años. El hecho ocurrió el pasado 24 de junio, en el barrio Patután, cerca a la cárcel regional de Cotopaxi.
Los papás de la chica recuerdan cada instante de ese día. Su padre, Gonzalo, ingresa al pequeño comedor de una casa de dos pisos rodeada por cerdos, gallinas y perros.
Se sienta en el puesto que solía ocupar su hija y recuerda que el día del crimen, Jenny acompañó a su madre a trabajar en una florícola, a las 07:30.
Dos horas después salió del trabajo rumbo a su casa, pero en el camino desapareció. Al mediodía, sus dos hermanos la llamaron, pero el celular estaba apagado. Avisaron a su madre y preguntaron a sus amigas. Nadie sabía nada.
En la noche, a las 19:00, los familiares de la joven la buscaron por las calles del barrio. Dos horas después avisaron a la Policía y al presidente de Patután, Óscar Caizaluisa. Ampliaron el rastreo hasta Saquisilí. Los papás fueron a Latacunga y presentaron la denuncia en la Fiscalía. Cuando regresaban a casa el padre vio el terreno baldío y pidió a los policías que la buscaran allí.
El cuerpo sin vida de Jenny estaba en ese sitio. Fue hallada a las 02:00 del siguiente día. El padre llora y la madre también.
Ocho días después del crimen de Jenny, vecinos de 17 barrios cercanos al centro de rehabilitación organizaron una marcha por la seguridad. 8 000 personas pidieron frenar la violencia. Los vecinos dijeron que habían sido asaltados, que sus casas fueron robadas, que los carros fueron desmantelados, pero que con el asesinato llegaron al extremo.
La base de datos del Ministerio del Interior dice que de enero a junio del 2019, en Latacunga se reportaron 12 homicidios. El 2018, en el mismo periodo, se registraron tres. Los dirigentes de cada barrio acudieron a la Gobernación de Cotopaxi y a la Alcaldía de Latacunga. Pidieron que se instalaran cámaras, alarmas y que los patrullajes se incrementasen.
El alcalde de Latacunga, Byron Cárdenas, sabe que actualmente hay 80 cámaras de vigilancia en Latacunga y en los sectores aledaños a la cárcel, pero dice que hacen falta 240 dispositivos. Asegura que hay 25 patrulleros que están “guardados” más de seis meses, en los patios de la Policía de Cotopaxi, porque faltan documentos para que los vehículos puedan empezar a operar.
Mientras se desarrollaba la marcha, los vecinos y la Policía de Patután recibieron la alerta de que había una joven amordazada y atada de pies y manos en el terreno baldío que está por la misma zona, en donde hallaron el cuerpo de Jenny. Cuando los agentes y los moradores llegaron, la mujer estaba acostada junto a un árbol, tenía sangre en su rostro y lloraba.
Luego de que los gendarmes la desataran, la joven relató que dos hombres le robaron su celular y la tuvieron una hora amarrada. Huyeron al escuchar las sirenas. Este caso reposa en la Fiscalía de Latacunga. El expediente de Jenny también se encuentra allí.
La Policía dice que fue atacada por dos sospechosos para robarle su celular. Luego la habrían matado con golpes en la cabeza, con piedras. La arrojaron junto a una chilca y taparon el cuerpo con escombros.
El Alcalde de Latacunga dice que a partir del 2014, cuando entró a operar la cárcel Cotopaxi, la inseguridad aumentó.
Vecinos de La Calera o San Felipe, cercanos a la zona penitenciaria, dicen lo mismo. Desde el 2014 hasta junio de este año se han perpetrado 1 047 robos a personas (ver info).
Segundo fue víctima del robo de su taxi, en junio de este año. El conductor recogió en el mercado de Latacunga a cuatro personas. Le pidieron que las llevara a Ambato, pero en la carretera le amenazaron con un cuchillo. Le ataron los pies, las manos, lo botaron en una quebrada y se robaron el auto.
El comandante de Policía de la Zona 3 (Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua y Pastaza), Paulo Terán, asegura que no hay un aumento en los delitos y que los asaltos que se han registrado no son por la cárcel.
El gobernador de Cotopaxi, Jorge Miño, reconoce que sí hay un aumento en los niveles de inseguridad en la provincia. Por eso asegura que se “trabaja para atacar de manera frontal el tema”. Miño indica que el pasado miércoles firmó un convenio con los alcaldes de Latacunga, Pujilí y Saquisilí para que haya cooperación económica en seguridad. Además, dice que se organiza una asamblea por la seguridad, que estará conformada por policías, militares, Prefecto y alcaldes.