La planta de tratamiento de Alcóceres será cubierta para evitar la ceniza del volcán. Foto: Glenda Giacometti / El Comercio
La distribución de agua potable en Latacunga se interrumpirá por algunas horas si ocurriera el descenso de lahares del volcán Cotopaxi.
El flujo de lodo, piedras y escombros destruiría en su totalidad la tubería que traslada el líquido vital del sector oriental (zona segura) al lado occidental de la urbe. Esto provocará el desabastecimiento en los 29 barrios de la parroquia Eloy Alfaro, al occidente y que es considerada como una zona árida y seca.
No así a la captación del río Illuchi, que nace en los páramos orientales del cantón. El líquido vital abastece a las cuatro parroquias rurales, ubicadas en el oriente de la urbe.
Jorge Mayorga, gerente de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Latacunga (Emapal), indica que el agua será trasladada en 30 tanqueros del Cuerpo de Bomberos de Latacunga, la Brigada Patria y del Cabildo.
Además se perforarán pozos para encontrar el líquido vital. Según el Municipio existen entre 35 y 40 acuíferos subterráneos que abastecerían a los albergues y los barrios occidentales de la urbe.
El líquido vital será potabilizado en siete plantas portátiles del Ejército y de la Secretaría Nacional de Agua. “Estamos realizando un mapa de las potenciales tomas subterráneas que tenemos cercanas a la zona urbana. Eso permitirá realizar las perforaciones con precisión. Mientras hacemos esos trabajos podemos abastecer a la población con la ayuda de los tanqueros de los cantones vecinos”, asegura Mayorga.
El plan de contingencia de las autoridades se realiza con los posibles escenarios que han hecho el Instituto Geofísico y la Secretaría de Gestión de Riesgos. En los documentos se detalla la posible cantidad de material del coloso que descendería por los afluentes del Cutuchi, Aláquez y Pumacunchi. También de la caída de ceniza en la provincia, dependiendo de los vientos.
Juana Briones y sus cuatros hijos viven en una modesta casa del barrio San Felipe, zona segura del occidente de la urbe. Tiene cuatro perros, 15 gallinas, 20 cuyes y una vaca. En tres bandejas vetustas pone el agua a sus animales y en otras el alimento.
La costurera, de 41 años, desconoce cómo sería provista de agua en caso de una erupción del Cotopaxi. Desde el portón de su vivienda explica que con sus dos hijos mayores posiblemente llenará los dos tanques metálicos que hay en el patio.
Los recipientes van a hacer protegidos con tablas y fundas plásticas. “Un tanque está lleno y el otro permanece vacío a menudo. El agua se ocupa para el baño pero en la emergencia no sabremos qué hacer”.
Otra de las vecinas es Érika Torres, oriunda de Guayaquil. Ella vende alimentos preparados en la avenida Marco Aurelio Subía, en el barrio La Estación. A pocos metros arrienda un departamento con su esposo Miguel Yunda.
Los cónyuges comentan que se trasladarán a Loma Grande en caso de una erupción del volcán. Yunda, de 35 años, explica que en la casa de su madre hay un tanque reservorio. Pero tienen previsto comprar dos más por seguridad.
“Hemos conversado con la familia y lo vamos hacer en los próximos días. Esta zona no tiene acuíferos como el lado oriental. También tenemos previsto que en el rato de la emergencia ir a llenar todos los recipientes con agua”.
En este lado de la urbe se ubica la planta de tratamiento Alcóceres y los acuíferos de Illigua y El Calzado. Las tres plantas provén del líquido vital a las parroquias urbanas de San Buenaventura, Juan Montalvo, La Matriz e Ignacio Flores, ubicadas al oriente.
Por diferentes redes de distribución envían el líquido vital al occidente de la ciudad. Patricio Sánchez, alcalde de Latacunga, dice que las obras de protección continúan en la planta de Alcóceres.
En la infraestructura se ubicarán láminas de plástico de protección ante una eventual caída de ceniza.
Además se hará el recubrimiento de los 40 kilómetros del canal Rayo Filo, que recoge el líquido vital de diversas vertientes del coloso. “Si hay problemas con las aguas del río Illuchi tendremos que abastecer a la ciudad con los dos acuíferos. A diario enviamos 150 litros por segundo a la ciudad y en la emergencia tendríamos que ubicar entre 75 a 80 litros y direccionar a los albergues y hospitales”.