Apenas se entra en el edificio que tiene la Izquierda Democrática, en la Polonia y Vancouver, en el norte de Quito, en un plasma no deja de transmitirse un video del expresidente Rodrigo Borja. Es ineludible. Por más que se esté armando la nueva Izquierda Democrática, que ayer arrancó su campaña de recolección de firmas, Borja es el permanente referente de este partido político.
Ayer 15 de mayo fue un ambiente de fiesta en ese sector del macrocentro de Quito. El partido que nacía en Quito, que tuvo una proyección nacional hasta convertirse en el más importante y organizado que conoció el país durante la década de los 80, nunca dejó de tener a la capital como su fortaleza fundamental.
La campaña para recoger las firmas que le permita obtener la personería jurídica ante el Consejo Nacional Electoral comenzó este sábado 16 de mayo en la capital y por el momento será el lugar en donde se concentrarán todas sus actividades en busca de esas aproximadamente 170 000 rúbricas que requiere para tener vida política a futuro.
En abril vence el año de plazo para presentarlas ante el organismo electoral. Izquierda Democrática cree que logrará mucho más del mínimo exigido. Afirma que lograrán 500 000 hasta el próximo año. Al menos ayer, lograron casi 1 000, un número que no es la definitiva, pero que fue dada por el centro de cómputo donde personas de toda edad entregaban copias de su cédula a color y llenaban la ficha de inscripción.
El ambiente de fiesta eran los globos y las fotografías colectivas que no paraban de tomarse. Fue una combinación de generaciones y eso es lo que Vilma Andrade, coordinadora nacional del movimiento saludó: las dos corrientes. “Hay una vieja guardia y hay una nueva generación que es la que va a liderar la Izquierda Democrática”, dijo.
Uno de esos jóvenes es Andrés Morillo, coordinador de Pichincha. “La política es algo que se va transmitiendo de generación en generación. Así se llega a participar de él”. El regreso de la ID fue reclamada por el país, afirma, y que el reto es renovar los estatutos del partido.
“Tenemos que recuperar la socialdemocracia”, dice. ¿O socialismo democrático?, se le pregunta. “Socialismo Democrático”, responde con una sonrisa. Es sabido, en los ámbitos de la política, que Rodrigo Borja insiste en que se trata de una diferencia elemental entre ambos términos: el primero es más europeo; el segundo latinoamericano, en donde hay mucho por ganar.
Morillo reconoce el legado, pero que hay que ir de la mano con las plataformas tecnológicas, para hacer una presencia que supere la sola presencia en el local del partido o en el territorio. Son “cosas que no contradice con los principios del partido”.