El puente Villorita conecta la Simón Bolívar, desde Ciudad Bicentenario y Tajamar, con Pusuquí, en el sector de la Escuela de la Policía, mediante cuatro carriles (dos por sentido). Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Este viernes, 15 de junio del 2018, se abre el paso vehicular sobre el puente Villorita que conecta la extensión de la avenida Simón Bolívar con la Manuel Córdova Galarza, en Pusuquí, norte de Quito.
Esta es la segunda fase de la construcción de una vía que permite la conexión de Carapungo con Pusuquí, Pomasqui y San Antonio de Pichincha, y que reduce el tiempo de viaje de un extremo a otro, de 40 a menos de 15 minutos.
La construcción de esta arteria estuvo a cargo de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) y se adjudicó tras dos fases. La primera, que se entregó en febrero, consistió en la habilitación de un tramo de 12,1 km entre el intercambiador de Carapungo y el redondel de San Antonio.
La segunda permite que los habitantes de Pusuquí o quienes circulen por la Córdova Galarza puedan acceder a zonas como Marianitas, San Juan y Calderón, en menos de ocho minutos. Antes, para conectarse con la extensión de la Simón Bolívar, debían ir hasta la Mitad del Mundo y usar el Puente de los Pájaros.
Según Álex Rivera, gerente Comercial de la Epmmop, entre Carapungo y San Antonio de Pichincha circulan cerca de 20 000 vehículos diarios.
Desde hoy, por el puente Villorita, que mide 185 m de largo, que tiene dos carriles por sentido y cuenta con un carril exclusivo para el uso de bicicletas, circularán entre 10 000 y 15 000 automotores cada día.
Amparo Musso vive en Ciudad Bicentenario, cerca al redondel donde empieza el puente. La moradora reconoce el ahorro en el tiempo de movilización, pero advierte algunos inconvenientes. Por ejemplo, cruzarla es peligroso debido a la falta de iluminación.
“Los pasos cebra están pintados en la calzada, pero esta es una vía rápida y no respetan el paso de peatones”, contó.
En esto coincide Diana Molina, también moradora de Ciudad Bicentenario. “Ya hemos visto accidentes de tránsito porque los vehículos ‘vuelan’”.
Rivera dijo que en vías de las características de la Simón Bolívar, la única opción para el paso de peatones son los puentes a desnivel. La Epmmop cuenta con un estudio en el que se definió la colocación de seis puentes peatonales a lo largo de esta arteria. Sin embargo, según Rivera, la construcción de esos pasos peatonales depende de un préstamo de USD 134 millones que gestiona el Municipio, para la ejecución de diversas obras en la ciudad.
Los puentes costarán USD 3 millones y se ubicarán en San Francisco, Ciudad Bicentenario, San Miguel del Común, Santa Rosa, el sector del complejo de Liga, Bella María y en el barrio La Dolorosa.
La falta de iluminación también afecta a los moradores del ingreso a zonas como Lirios de Carcelén y Carretas, más al sur.
Christian Morales, quien vive en Carretas, contó que luego de la inauguración del primer tramo, no se han realizado acciones para iluminar la vía.
Al respecto, Rivera informó que el proyecto para la iluminación completa de la extensión (que tendrá un costo de USD 17 millones), es parte de una segunda fase que también será financiada con el préstamo que tramita el Cabildo. Una vez desembolsado ese dinero, esperan que hasta diciembre de 2018 se concrete la construcción de los puentes y el sistema de iluminación.
Con la apertura del puente Villorita, el Municipio recibirá esta obra de forma parcial, porque hay un período de seis meses en el que se evaluarán posibles inconvenientes o mejoras para la entrega definitiva de ese tramo de la extensión.
En contexto
La avenida Simón Bolívar, que une Carapungo con San Antonio de Pichincha, en el norte, se construyó en dos fases. La primera fue entregada a inicios de este año. Con la apertura del puente Villorita finaliza la segunda etapa.