Manila. DPA y AFP
La cifra de muertes tras las fuertes precipitaciones del fin de semana en Filipinas ascendió a 240 según el último balance oficial.
Las autoridades, por su lado, tratan de ayudar al casi medio millón de personas afectadas por las consiguientes inundaciones, sobre todo en la capital, Manila, y alrededores, el área más devastada.
El Consejo Nacional de Coordinación de Desastres indicó anteriormente que hay confirmadas 140 muertes en las inundaciones, por corrimientos de tierra y otros fenómenos. Fuentes oficiales como de los servicios de rescate calculaban la cifra de fallecidos en 212 personas -75 en la capital, 85 en la provincia Rizal, 24 en la norteña Bulacán y 12 en la de Pampanga-.
El secretario de Defensa, Gilberto Teodoro, señaló que se espera que la cifra oficial de víctimas aumente, e indicó que ahora los esfuerzos se centran en ayudar a los damnificados por el paso de la tormenta tropical Ketsana.
Al mismo tiempo, el funcionario intentó calmar a las desesperadas víctimas, que después de dos días no contaron con ningún tipo de ayuda. “Comprendemos su indignación, pero sencillamente no es posible llegar a todos de inmediato”. Por ello, solicitó la ayuda internacional.
Varias agencias de la ONU, así como EE.UU., Japón y China, ya han enviado ayuda de emergencia para las víctimas. La organización World Vision comenzó a lanzar raciones de comida desde helicópteros, informó un portavoz. Muchas personas están totalmente debilitadas tras pasar más de dos días sin comer ni beber.
Los servicios de rescate declararon que se encuentran saturados debido a la magnitud de la catástrofe. Además, el operativo de rescate se ha visto obstaculizado por las fuertes corrientes en las poblaciones inundadas.
Miles de personas han tenido que ser rescatadas de sus casas anegadas, sobre todo cerca de la capital. Aún no se sabe cuántas personas continúan atrapadas. Hasta ayer 8 000 fueron rescatadas de tejados y copas de los árboles y 115 000 de las afectadas fueron albergadas de emergencia.
En Filipinas se habla de las peores inundaciones en 40 años, que cubrieron de agua el 80% de Manila y amplias partes de las provincias de alrededor, llevándose consigo viviendas y automóviles. Las fuertes lluvias convirtieron muchas calles en ríos que se llevaban todo a su paso. Los daños causados por la tormenta se calculan en unos USD 2,32 millones.
El Gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, ya muy impopular en las encuestas de opinión, ordenó ayer que se creara un centro de atención en el palacio presidencial, dos días después de las inundaciones. Esa decisión puso de relieve para algunos observadores la respuesta irregular al desastre. Al menos 609 890 personas se vieron afectadas por las tormentas, entre ellas 374 890 desplazados.
Ketsana ya salió de Filipinas y se dirige a Vietnam, pero el Servicio de Meteorología ya ha advertido de nuevas precipitaciones para los próximos dos o tres días, lo que preocupa al Gobierno filipino.