Manila, Ginebra. ANSA y DPA
Unos 278 muertos causó hasta ayer el paso de la tormenta tropical Ketsana por Filipinas y Vietnam. Para el primer país, lo peor parece no haber pasado, pues la Organización Meteorológica Mundial (OMM, con sede en Ginebra) alertó ayer de la formación de un nuevo ciclón al este del archipiélago filipino.
En Filipinas, donde incluso el palacio presidencial abrió sus puertas para dar asilo a las personas que perdieron sus casas, Ketsana causó al menos 246 muertos y un daño económico estimado por las autoridades en decenas de millones de dólares.
La tormenta se abatió sobre la isla de Luzón, la más grande del archipiélago, provocando un desastre que las autoridades definieron como “el más grave en la capital desde 1967” . Afectó a más de 1,9 millones de filipinos, 375 000 de los cuales perdieron sus casas, en tanto más de 180 000 toneladas de arroz fueron destruidas.
La devastación que trajo Ketsana también azotó a Vietnam, donde casas fueron arrastradas por la violencia del agua y miles de personas debieron refugiarse en los techos de viviendas o en embarcaciones precarias. La tormenta, que era esperada en la noche, llegó anticipadamente, acompañado por fuertes ráfagas de viento y con cifras iniciales que mencionan 32 muertos.
La parte del país más afectada por la anomalía climática, que las autoridades locales definieron como “la peor en más de 30 años” fue la región central, en los alrededores de la ciudad de Danang.
La evacuación de alrededor de 170 000 personas no bastó para evitar víctimas. Las escuelas cerraron sus puertas mientras la compañía aérea de bandera Vietnam Airlines canceló los vuelos con Danang que debieran reanudarse mañana.
La Unión Europea dispuso ayer 2 millones de euros para las víctimas del tifón en Filipinas y se declaró también dispuesta a dar ayuda a Vietnam y Laos, donde se espera la llegada de Ketsana.