En la Justicia se juega al florón

En el 2009, la tasa de homicidios en Ecuador fue de 18,7% por 100 000 habitantes; mayor que la de México (14%) y Perú (11%).

En los dos últimos años, la Fiscalía conoció 130 041 denuncias de delitos penales, pero solo 2 149 llegaron a sentencia condenatoria, es decir, apenas el 1,65%.

Esos índices, conocidos por el Ministerio de Gobierno y por la Fiscalía, son una radiografía de la inseguridad desde dos perspectivas: la acción del crimen y la tarea de los operadores de Justicia.

Ante los hechos es reprochable la estrategia de culpar al otro por las ineficiencias compartidas. Los actores del sistema de Justicia deben asumir su parte de responsabilidad. Los fiscales, la de impulsar las investigaciones -no vía satélite- y recabar evidencias suficientes y científicas para evitar que los imputados salgan libres. Los policías, la de someterse bajo la dirección de la Fiscalía y respetar los DD.HH. Los jueces, la de juzgar con equilibrio. Y todos, la de ser honestos.

Hay quienes sí lo hacen, y sí lo son. Pero los resultados solo abonan a la desconfianza ciudadana, al surgimiento de grupos de víctimas que claman venganza para la delincuencia, más que justicia.

Escuchar propuestas como la pena de muerte es preocupante. También lo son los mensajes xenofóbicos de actores del sistema procesal. Sin mea culpa, sin conciencia de lo que ocurre, mientras este florón siga de mano en mano, solo perderá la gente, que demanda un sacudón general para romper la impunidad.

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