La mañana del 23 de julio del 2015, unos 200 jubilados se dieron cita en el auditorio de la Empresa Eléctrica de Quito, para dar a conocer suposición sobre la situación del país. Foto: EL COMERCIO
Su respuesta es firme. ‘No nos uniremos al paro nacional, porque es inaudito e innecesario”. Así es como Vinicio Luna, de la Asociación 13 de marzo de extrabajadores del Seguro Social, responde cuando se le pregunta sobre la participación del gremio al paro convocado para el próximo 13 de agosto.
Precisamente la mañana de hoy, 23 de julio del 2015, unos 200 jubilados se dieron cita en el auditorio de la Empresa Eléctrica de Quito, para dar a conocer suposición sobre la situación del país.
La asociación a la que pertenece Luna acoge a 2 216 personas a nivel nacional y unas 683, en Quito. El hombre, lleno de convicción, sostiene que el Presidente conoce la realidad del país y es capaz de resolver los problemas que aun existen. “Es evidente el desarrollo que hemos tenido en todos los aspectos”, señala.
Asegura, además, que no tienen razones para protestar. Ninguno de los jubilados con quienes él ha tenido acercamiento, se ha visto perjudicado en el pago de sus pensiones. Cuenta que debieron recibir la mensualidad el lunes 20 de julio, pero asegura que el sábado ya pudieron cobrarlo.
Con él coincide Diógenes Maldonado, presidente de la Asociación de jubilados del valle de los Chillos, a la que pertenecen 80 personas.
“A nosotros no se nos ha quitado nada. Antes nunca tuvimos un hospital de última tecnología con profesionales excelentes para distintas ramas, como el que tenemos hoy. Al fin contamos con atención digna y de calidad”, asegura. Se refiere al hospital del día del IESS que funciona en Sangolquí. Allí, los adultos mayores tienen un médico especial para tratarlos, lo que, en su caso, le ha ayudado a sobrellevar su hipertensión.
Cuando Diógenes explica por qué no se unirán al paro, habla de las carreteras, del mejoramiento de la calidad de vida, del esfuerzo de los jóvenes que quieren sacar adelante al país. ‘Reclamar, ¿por qué? si todo ha mejorado’, concluye y recomienda que en lugar de paralizar el país, se planteen propuestas.
Pero no todos los jubilados están de acuerdo. Entre las asistentes a la reunión estaba Nancy. Ella es maestra jubilada, y reconoce que es cierto que la pensión la recibe a tiempo, pero asegura que es muy poco y que no le alcanza para pagar servicios básicos, alimentación, vestimenta y medicinas.
Se jubiló hace cinco años, por discapacidad y recibe cada mes USD 550. Cuenta que en sus años de juventud se le desprendió la retina del ojo y conforme pasaron los años, el problema se agravó. Se jubiló a los 52 años, acogiéndose a una propuesta, un estímulo, que en ese entonces el Estado hizo a los maestros. “Supuestamente nos iban a dar 150 Salarios Básicos Unificados, lo que representaba unos USD 37 600, pero solo me dieron USD 12 000 por 33 años de trabajo. Pusimos una demanda, pero perdimos en todas las instancias, como todo tienen a su favor. Luego mandamos a cortes internacionales, pero no sé qué habrá pasado”, recuerda. Pide no citar su apellido ni hacerle fotografías por temor a represalias.
Su esposo es maestro constructor y no ha logrado encontrar un trabajo fijo. Se dedica a hacer ‘chauchas’. Vive en Miraflores y como hace algunos meses su suegro falleció, heredó una vivienda y ya no paga renta. Pero cuenta que tiene un hijo desempleado, a quien ayuda económicamente. “Yo si voy a salir a protestar”, finaliza.