Camila Pozo, de 23 años, vive con su padre. Actualmente realiza su tesis de pregrado. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Razones económicas, sociales y culturales hacen que hoy en día los jóvenes permanezcan más tiempo en la casa de sus padres. Según un artículo publicado en la revista británica The Lancet se debe a que la adolescencia, que antes terminaba a los 19, se prolongó hasta los 24 años.
En Ecuador, la población joven del país corresponde a las personas entre 18 y 30 años. Esta representa un 22% del total. Según las proyecciones del INEC, esta población crecerá 1.4% entre el 2019 y el 2020, alcanzando en este último año los 3,8 millones de personas.
Este Diario realizó un sondeo, publicado al mediodía del lunes 18 de febrero del 2019 y finalizado hoy, jueves 21. De las 5 103 personas que respondieron a la pregunta ¿a qué edad los jóvenes que usted conoce dejan la casa de sus padres?, un 76.8% (3 920 personas) respondió que esto sucede a los 28 años o más.
Mientras, el 14.7% (752 personas) respondió que los jóvenes que conocen dejan de vivir con sus padres a los 24 años y el 8.5% (431 personas) dijo que esta independencia se da a los 19.
La psicóloga clínica y social, y docente del Área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), María Elena Sandoval, considera que este fenómeno se produce por varias razones, siendo la económica la más fuerte. “Las encuestas del INEC sobre empleo joven, de abril del 2018, muestran que la mayor cantidad de desempleo es en jóvenes de 18 a 27 años”.
Pero en el caso del Ecuador, Sandoval señala que el componente cultural es bastante representativo, ya que existe la idea de que los padres deben hacerse cargo de los hijos hasta que terminen sus estudios universitarios.
Con esto último está ligado un tercer componente que es el social, explica la psicóloga. “Vivimos en paradigmas en que las personas que más estudian son las más exitosas”. Este sería el motivo por el que los jóvenes se sienten en la necesidad social de prolongar sus estudios hasta obtener títulos de cuarto nivel o más. A la vez, la estancia en la casa de los papás se hace más larga.
Esto no sucede, por ejemplo, en Europa o Estados Unidos, donde la mayoría de edad es un sinónimo de independencia tanto para los jóvenes como para sus padres.