Un plan piloto busca que los jóvenes guayaquileños dejen de consumir la droga H. Foto: Imagen referencial. Archivo/ EL COMERCIO
Con apenas 20 años de edad, la madre de un niño de 2 permaneció encadenada hasta hace quince días en la sala de su vivienda en el populoso sector de la Prosperina, en el noroeste de Guayaquil. Ella, hasta hace poco, era consumidora de la conocida droga H y sus padres tomaron esa dura decisión para evitar que escapara para adquirir el estupefaciente.
La joven, junto a otros 31 guayaquileños, forma parte de la primera fase del plan piloto Guayaquil Sin H, que impulsa la la asesora de Gestión Social del Municipio y precandidata a la Alcaldía, Cynthia Viteri, con apoyo de la empresa privada.
La mañana de este 31 de mayo del 2018, Viteri presentó los avances de este programa, que a inicios de este mes arrancó con el proceso de desintoxicación y hoy once jóvenes ya están libres de tóxicos.
“Luego de la tabla de consumo que se aprobó, el consumo empeoró. Llegó a nuestro país la H que no es sino heroína, añadido tóxicos como veneno de ratas, pintura, cualquier basura que se le pueda mezclar en esa droga, lo que hace que al tercer uso ya son adictos los jóvenes”, mencionó Viteri.
Los pacientes se inscribieron de manera voluntaria en el Centro Comunitario de la parroquia García Moreno, ubicada en Oriente y García Moreno. Julieta Sagnay es la médica que diseñó el programa.
La profesional explicó que los once jóvenes, entre los que está Sara, pasaron por un proceso de abstinencia. Ese tratamiento duró 10 días y destacó la importancia de que la familia los cuiden en ese proceso que tiene tres síntomas: ansiedad, dolor e insomnio. Ahora entrarán en una segunda etapa que tendrá por objetivo evitar que recaigan.
“Este es un tratamiento primario, lo ideal sería ingresarlos, pero con la medicina adecuada que trató los tres síntomas los chicos han logrado palear la abstinencia y sin sustancias en sus cuerpos ellos han podido recapacitar y decidir sobre lo que quieren en sus vidas”.
Sara contó que en su vivienda estaba encadenada y que únicamente podía moverse al interior del domicilio en hasta dos metros, que era la extensión de la cadena. Contó que abandonó a su pareja, quien también era consumidor e incluso llegó a prostituirla para obtener recursos para consumir ambos.
Fue justamente él quien la hizo probar por primera vez marihuana a los 14 años cuando estaba en el colegio y que era su expendedor hasta que se hicieron pareja. Ahora ella quiere continuar sus estudios.
“Yo intenté cinco veces dejar la H por mí misma, pero no pude. Me daban medicamento que no me permitía dormir, no podía dormir, se siente que te arrancan la piel, pese al calor intenso uno pasa arropado porque te da frío. Mi papá llegó a decirme ahí tienes la cadena por si quieres matarte, ahórcate”, relató.
Junto a Sara también cumplió el proceso George Jiménez, de 20 años. Él rememoró que en el colegio abandonó los estudios al octavo año básico por el consumo. “Le ocasionó problemas a mi madre, casi se muere al ver mi situación (…) he decidido cambiar porque un amigo también consumidor nos trajo para que nos rescatemos”, contó.