Jorge Castro, de 27 años, abrió su emprendimiento de fitness boutique y tecnología. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Algunos lo hacen para cumplir un sueño, otros para obtener ingresos extra o para no pasar a engrosar las cifras del desempleo.
En Quito, cada vez más jóvenes de entre 17 y 35 años optan por buscar en el emprendimiento una alternativa laboral que les permita obtener ganancias sin depender de un empleador. Así lo asegura Santiago Ruales, responsable de emprendimiento e innovación de Conquito.
Él asegura que hace cuatro años cerca del 20% de las personas que buscaban capacitación en emprendimiento estaban en ese rango de edad. Hoy, alcanza el 30%. Lo hacen por varias razones, pero la principales es la dificultad de hallar trabajo. Según la última encuesta de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), con cierre a junio del 2017, el subempleo en Quito está en 11,9% y el desempleo en 7,8%.
Ruales asegura que las propuestas de los jóvenes que buscan emprendimientos por necesidad se enfocan a proyectos relacionados con artesanías, actividades tradicionales y alimentos. Mientras que aquellos que lo hacen por motivación (que identifican problemáticas y buscan cómo resolverlas) van encaminadas hacia aéreas de sistemas.
Para Ruales, hace falta trabajar en los colegios para desarrollar una cultura emprendedora para ‘cambiar el chip’, no solo a los alumnos sino a los padres de familia.
Justamente, la empresa Activaos, que se dedica a brindar capacitaciones en talento humano y emprendimientos, lleva a cabo desde hace cuatro años un programa que busca llegar a las aulas de Quito.
María José Ortega, directora de proyectos de Activaos, asegura que desde el 2013 han llegado a más de 8 000 colegiales con charlas para motivarlos a emprender. El programa Olimpiadas Emprende y Actúa cuenta con la participación de Activaos, la Universidad San Francisco, la fundación Crisfe y la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación.
Solo en el 2016 se dictaron charlas a más de 2 000 jóvenes en 17 colegios de Quito y se organizó un concurso en el que participaron 35 proyectos. José Andrés Cisneros y Analía Piedra, de 16 años, obtuvieron el primer lugar.
Los jóvenes son alumnos de la Academia Jesss y lograron el triunfo tras desarrollar Greencle: un cargador de celular que carga el teléfono mientras se pedalea una bicicleta.
Se trata de un proyecto de física que utiliza energía cinética. Usaron un dínamo (aparato que produce energía), y un circuito que transforma los 12 voltios a 5 que es lo que necesita un celular. Para cargar un 50% de la batería, se necesita una hora de pedaleo.
Como parte del premio, ganaron un trofeo, USD 600, dos meses de preincubación en Conquito, y asesoría legal gratuita. Su producto ya está registrado. José cuenta que fueron invitados a un evento en Yachay, donde presentaron su proyecto y lograron captar la atención de un inversionista de Riobamba quien apoyará con USD 4 000 para arrancar.
Andrea Samaniego, coordinadora de proyectos y vinculación de la Escuela de Posgrados en Administración de Empresas de la Espol, cuenta que desde hace años se realiza un estudio sobre el emprendimientos en el país. Se trata del The Global Entrepreneurship Monitor (GEM) uno de los proyectos de investigación más importantes en el mundo. Este reveló que los principales factores que restringen el desarrollo de este tipo de proyectos en Ecuador son el apoyo financiero y la falta de cumplimiento de políticas que apoyen al emprendimiento.
Ecuador sigue siendo el país con la Actividad Emprendedora Temprana más alta en la región. Sin embargo, el impacto que generan los negocios ecuatorianos en cuanto a creación de empleo es bajo. El 72,8% de los emprendimientos son unipersonales. En la región, las tres fuentes más importantes de financiamiento externo son: familiares, bancos y gobierno. El financiamiento bancario es el más utilizado (54%) por los emprendedores de entre 18 y 24 años.
Jorge Castro, de 27 años, desarrolla desde hace un año y medio un emprendimiento basado en un nuevo concepto en gimnasios que se llama fitness boutique. Llevó a cabo el emprendimiento Beat Fitness junto a tres socios más de entre 24 y 33 años.
Consiste en desarrollar clases específicas para el bienestar físico y mental de las personas con un alto uso de tecnología. Cuentan con un sistema que permite reservar la clase desde una aplicación celular. La información de la persona se carga en una pulsera. Esta envía resultados en vivo de estadísticas y la persona puede ver su ritmo cardíaco, la velocidad, la distancia y las revoluciones por minuto. Al final le llega un correo acumulativo en una cuenta donde se señalan las calorías quemadas, cuánto tiempo se trabajó por cada zona cardíaca, entre otros datos.
Castro cuenta que en primera instancia se invirtieron USD 60 000. Aún no se recupera toda la inversión, pero espera en tres años ver las ganancias.