Hasta la Escuela de Servicios de la Fuerza Terrestre, más conocida como Cuartel de El Pintado, llegaron jóvenes que buscaban acuartelarse. Foto: María Belén Merizalde / EL COMERCIO
Desde la noche del viernes 6 de octubre una de las aceras de la avenida Mariscal Sucre, en donde se ubica la Escuela de Servicios de la Fuerza Terrestre, más conocida como Cuartel de El Pintado, se convirtió en la cama de jóvenes que buscaban acuartelarse.
A las 07:00 de hoy (7 de octubre del 2017) se inició la tercera llamada del año para el Servicio Cívico Militar, para jóvenes de entre 18 y 22 años.
Con maletas o con los tradicionales cajones de madera, iban ingresando en grupos de 300 hasta los patios del Cuartel de El Pintado.
El primer filtro era la verificación de datos personales y antecedentes penales. Luego, los exámenes médicos, psicológicos y odontológicos. Por último, los aspirantes debían llenar una encuesta de satisfacción para ingresar al servicio militar.
Solo quienes cumplieron con todo este procedimiento lograron quedarse; el resto debía volver a casa. Y en medio de aquellos que debieron regresar, con su equipaje, se encontraban Jadi Vega y Vanessa Vinces.
Las dos jóvenes acudieron con la ilusión de poder formar parte de las Fuerzas Armadas, pero solo recibieron un certificado de presentación.
“Me dijeron que aún no existe la logística necesaria para recibir mujeres”, comentó Vanessa casi llorando.
En la fila también se encontraba Andrés Guashpa. Él llegó acompañado de su abuelito, quien le ha dicho a lo largo de su vida que solo quien hace la conscripción se convierte en un ciudadano de bien.
Pero Andrés, más que creer en las palabras de su abuelo, acudió al llamado porque desde hace dos años que salió del colegio no logra conseguir trabajo. “La situación está difícil. Vi en el acuartelamiento una opción para no ser una carga para mi familia durante seis meses. Además, cuando salga voy a aplicar para guardia de seguridad, creo que con esto conseguiré pronto un trabajo”.
El coronel Hugo Gómez, director de Movilización del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, explicó que el cupo en Quito era para aproximadamente 900 ciudadanos, quienes deberán formarse durante un período de seis meses.
“La expectativa es que estos ciudadanos busquen servir a la patria”, señaló el oficial. A escala nacional se acuartelarán 5 000 jóvenes.