José Luis Fuentes, analista político y catedrático. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Entrevista a José Luis Fuentes, analista político y catedrático
¿Cómo llega el país al 2020, año preelectoral?
Va a ser un año bastante movido porque estamos en la etapa preelectoral. Venimos de una discusión del estatuto electoral y de todo el cimbronazo social de octubre. Los políticos netamente están preocupados del lado electoral.
¿En esta elección izquierda y derecha querrán diferenciarse del correísmo?
Ahí hay dos cosas ligadas: lo económico y lo político. Los candidatos tienen un escenario económico para afrontar. Lo económico tendrá un veto de carácter político. Por ejemplo, en octubre el movimiento indígena aplicó su veto y consiguió sus objetivos. El reto, si es que gana una posición que va del lado de la apertura económica, será cómo convencer o cómo vencer al otro sector para viabilizar su propuesta, y eso tendrá que negociarse.
¿Hay madurez para esa negociación?
La política es lo que es. No es ni madura ni inmadura. La política es un juego donde hay actores que van a favorecer sus intereses por un lado; y donde hay unas instituciones que tratan de imponer sus reglas, por otro. La situación económica del país va a colocar a los políticos en su piso.
¿Cómo ve a la derecha para estas elecciones?
Si se candidatizan Nebot y Lasso cooptarán una cantidad de electores importante. El lío está en que uno de ellos llegue, por lo menos, a la segunda vuelta en un escenario tan fragmentado. Ese panorama es algo que la derecha no ha enfrentado, como sí le ha pasado a la izquierda; entonces, es un escenario nuevo. Las elecciones a la Alcaldía de Quito mostraron eso y la derecha terminó por perderlas.
¿Cada bando en la derecha jugará para que el otro no sea candidato?
Eso ya viene pasando desde hace un año. Ha habido una disputa por la hegemonía en la derecha entre Lasso y el Partido Social Cristiano, porque el principal reto es cómo aglutinar a toda la derecha en una sola opción que sería la única forma en que esa tendencia ganaría. De este año depende si hay dos candidaturas o una.
Ahora la izquierda habla de hacer un solo frente…
El escenario que enfrenta la izquierda es el mismo que enfrenta Correa. La izquierda puede tener un voto duro, pero debe convencer al resto de electores de que la izquierda es una opción.
Unidad Popular cree que el candidato de la izquierda puede ser un indígena…
Hay que tomar en cuenta que esa es una de las propuestas que se discuten en la izquierda. El problema es que sus tesis ya se aplican desde el 2007 y varias de esas opciones han sido cuestionadas por la sociedad, tanto en lo económico como en lo político. No sé qué tan viable sea insistir en una imposición del Estado sobre el mercado.
¿Podría lograr algo el correísmo si no tiene en la papeleta a Rafael Correa?
Rafael Correa es una opción política, una persona que tiene carisma, pero ya no está en el escenario del 2007. El mayor dilema de Revolución Ciudadana es cómo sobrevivir más allá de su voto duro, que es del 20 al 25%; el otro es enfrentar el escenario legal por los juicios de corrupción y, luego, cómo jugar en los escenarios de la polarización que ellos mismos crearon. Por ejemplo, vemos que desde octubre el movimiento indígena se apartó de un sector mestizo urbano, que los ve desde entonces con mucha desconfianza.
¿Se ha hablado de una unión entre indígenas y correísmo, es posible?
La frase de Andrés F. Córdova funciona muy bien: en la política se tuesta granizo. A nadie le extrañaría una alianza entre el correísmo y el movimiento indígena. Las propuestas políticas y económicas de ambos son cercanas. Correa en un momento dado pasó como aliado de toda la gente que ahora está con el movimiento indígena, que ahora vive una transición entre una dirigencia vieja a nuevos cuadros que asumen un discurso más radical. Entre ellos hay unos puntos de contacto muy próximos a Correa. Desde ese lado se podría dar una alianza.
La pregunta es: ¿quién iría de candidato presidencial, el elegido de los indígenas o gente de Correa? Eso para el movimiento indígena es clave, porque ellos apalancaron el triunfo de Lucio Gutiérrez y esa alianza acabó a los seis meses. Acá se formaría una alianza típicamente electoral en donde si no tiene el control no podrá viabilizar sus propuestas políticas, que es el objetivo del movimiento indígena. Para ellos no tendría sentido si no tuvieran ese control.
¿Cree que pueda haber un presidente indígena?
Tras el remezón de octubre diría que los indígenas fueron los ganadores tácticos de muchas cosas, pero fueron los perdedores de la variable étnica al proyectarse como un movimiento de este tipo, esto causó que se abran viejos conceptos de lo étnico, por lo que hubo signos y expresiones de racismo de lado y lado. Esto ha hecho que varias partes de las capas medias y mestizas de la sociedad se aparten de la propuesta de la dirigencia indígena. Los indígenas ganaron una candidatura presidencial, pero ellos han provocado varias limitaciones para el crecimiento de esa candidatura.
Formación
Politólogo. Tiene un PhD en Estudios Políticos por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Experiencia. Es catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas (UDLA). Además, es profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica del Ecuador.