Un grupo de turistas observa afiches con la imagen del líder histórico Fidel Castro, en una calle de La Habana, en Cuba. Foto: EFE
Desde itinerarios para conocer la arquitectura, escuchar jazz, conversar con artistas o explorar ofertas gastronómicas: los viajes de estadounidenses a Cuba se incrementan gracias a las nuevas regulaciones anunciadas por Washington dentro de su acercamiento a La Habana.
¿Melómano? InsightCuba, una de las empresas líderes del sector con sede en Nueva York, propone seis días y cinco noches en La Habana y Matanzas para escuchar jazz y tener encuentros con músicos.
¿Aficionado a la gastronomía? Douglas Rodríguez, conocido chef de Miami de padres cubanos, ofrece para marzo una veintena de cupos para “un itinerario diseñado para sumergirlo en el arte y el mundo culinario de Cuba, en un ambiente que permite interacciones y discusiones con artistas y chefs” por paladares (restaurantes privados) en La Habana y otras ciudades.
Desde el viernes pasado cuando el gobierno de Barack Obama emitió regulaciones para flexibilizar viajes y comercio, un mes después de que Washington y La Habana anunciaran que buscarían reponer las relaciones diplomáticas tras medio siglo de enemistad, los estadounidenses que quieran viajar a Cuba pueden hacerlo sin una licencia especial, antes indispensable.
El único requisito es que el viaje caiga dentro de 12 amplias categorías, entre las cuales están las visitas familiares, investigaciones profesionales, proyectos humanitarios o actividades periodísticas, educativas, religiosas, artísticas o deportivas.
Pero ir solo a tomar mojitos y bañarse en la playa sigue prohibido: los viajes no pueden ser exclusivamente por turismo, deben incluir un recorrido que permita la interacción con cubanos.
Demanda en aumento
Los itinerarios son organizados por empresas especializadas, que desde ya notan un aumento en la demanda.
“Los teléfonos no han dejado de sonar en los últimos días en las oficinas de Cuba Educational Travel“, dice a la AFP por teléfono desde Cuba Collin Laverty, quien dirige la organización.
Desde que la empresa comenzó a funcionar hace tres años, ha llevado a 5 000 personas a Cuba. Ahora tiene previsto alcanzar esa cifra solo este año, gracias al renovado interés por ir a Cuba.
“Estamos recibiendo correos electrónicos de personas que dicen que quieren ir antes de que llegue McDonald’s”, dijo Laverty, quien se encontraba esta semana en la isla con dos grupos, uno del International Institute of New England y otro de jóvenes del liceo Harvard Westlake School.
“Tuvimos que agregar 70 fechas de viaje (…) en respuesta a la demanda”, indicó a la AFP Tom Popper, presidente de InsightCuba.
Además de facilitar los trámites a los estadounidenses, las regulaciones también “nos ha hecho nuestras vidas mucho más sencillas”, dijo de su lado Silvia Wilhelm, presidenta de CubaPuentes, en Texas, que se enfoca en viajes culturales y arquitectónicos.
Las empresas ya no tienen que “recorrer toda la burocracia de renovar la licencia” con el Tesoro estadounidense, una tarea que requería meses de preparación y cientos de documentos, dice Wilhelm.
Los viajes, aunque con los engorrosos trámites burocráticos, ya existían antes, pero el histórico acercamiento de Washington a La Habana sirve para que los estadounidenses sepan que pueden ir a la isla, dijeron las empresas.
“La aplastante mayoría de los estadounidenses no tenía idea de que viajar a Cuba era una posibilidad”, dijo Popper.
Desbaratar estereotipos
Un obstáculo para el crecimiento de estos viajes es la infraestructura turística en Cuba, que ya está funcionando casi a máxima capacidad, advierten las empresas.
Las organizaciones defienden el valor de estos viajes para promover los encuentros entre los ciudadanos de estos países que vivieron de espaldas por medio siglo.
“Estos itinerarios, lo que logran, es unir a los pueblos y hacer que aprendan de la cultura, la historia y las costumbres del otro, lo que lleva a un respeto mutuo”, explica Wilhelm.
“Se desechan los estereotipos que ambos pueblos han estado escuchando por más de 50 años”, agrega.
Pero estos viajes tienen sus antagonistas, quienes advierten que inyectan dinero fresco al gobierno de Cuba y afianzan al gobierno castrista en el poder.
“Esto es dinero caído del cielo para el régimen castrista, que será usado para financiar su represión contra los cubanos”, dijo el senador de origen cubano Marco Rubio luego de que Washington anunciara las regulaciones.