Redacción Machala
El sector turístico de los balnearios de Jambelí y Bajoalto, en El Oro, intenta presentar una cara diferente, luego de los destrozos ocasionados en sus playas por los fuertes aguajes.
En la playa de Jambelí, los operadores turísticos esperan que los bañistas retornen durante los feriados de Navidad y Año Nuevo.
Paso restringido
Personal del Ejército reparaba la semana pasada los últimos tramos del muro, levantado con sacos de arena, que protegía la playa de Jambelí y que se destruyó por los oleajes.
El paso de bañistas hacia el sur del balneario de Jambelí es restringido, debido a la destrucción de la caminería del malecón y la acumulación de escombros.
En Bajoalto los pobladores organizarán concursos y habrá promociones para los bañistas durante el último feriado del año. La vía de acceso a la comuna se halla en muy buen estado.
Los aguajes son los últimos del año según el Instituto Oceanográfico de la Armada.
Nelson Benavides, dueño del restaurante La Casa del Gordo, por ejemplo, se esmera ubicando el letrero que anuncia una promoción en su local. Él confía en que para las festividades de Año Nuevo su local se vuelva a llenar como en feriados anteriores.
El fuerte oleaje que se registra desde septiembre pasado no afectó la estructura de su local. No obstante, Benavides sufrió de efectos indirectos. “Los comensales dejaron de venir por temor. Desde septiembre no vendemos casi nada”, se lamenta.
A lo largo de toda la semana pasada los locales instalados frente a la playa, en un tramo de 700 metros a lo largo del malecón del balneario, han permanecido semicerrados. El pasado viernes volvieron a abrir tímidamente. En el ingreso al balneario -a 200 metros del pequeño muelle- los operadores comenzaron a exhibir sus promociones. “Se realizan fletes en bote para paseos por la isla”, se lee en un letrero frente a la playa.
A pocos metros de allí, el comunero Rafael Mosquera muestra sus destrezas preparando cocteles. A su local, El Niño Turista, los clientes no llegan, pero Mosquera, con cinco años en el negocio, no se inmuta. “Esperamos que lleguen los bañistas como de costumbre, porque esto (los oleajes) es pasajero”, dice optimista, mientras prepara su especialidad, un ‘coco pitia’o’.
El presidente de la Junta Parroquial, Enrique García, exhibe el mismo optimismo. El dirigente, propietario de un comedor y de una distribuidora de gaseosas, se aprovisionaba el jueves pasado de cervezas y agua. “Invitamos a los turistas a que vengan; solo una pequeña parte de la playa se afectó, el resto está lista para recibirlos”.
Si bien los oleajes destruyeron un tramo de 50 metros del malecón en el sur de la isla, hacia el norte -donde la playa es más amplia-, el entorno rodeado de palmeras luce tranquilo.
En el norte de la provincia, en la comuna Bajoalto, los dueños de comedores y sitios de hospedaje tienen iguales expectativas. Este balneario, a una hora y media de Machala, sufrió hace dos semanas el azote de una combinación entre aguajes y fuertes oleajes. Pero allí los daños fueron menores, debido a la protección de un muro de escolleras ubicado frente al área turística.
Fulton Jaén, presidente de la comuna, minimizó los oleajes. “Los bañistas pueden estar seguros, porque tenemos la presencia de los socorristas”.
Jambelí y Bajoalto son, en ese orden, los balnearios más concurridos de la provincia. Según la Cámara de Turismo de El Oro, Jambelí recibe, en feriados, un promedio de 10 000 turistas diarios; Bajoalto, unos 4 000.
El pasado martes, un fuerte oleaje carcomió un tramo de 30 metros de la playa de Jambelí. Ese sitio está a 50 metros del malecón que fue destruido por los aguajes del domingo y del lunes pasado.
En el sector La Comuna, en Bajoalto, sus 2 000 habitantes, sintieron la fuerza del fenómeno.