Berlín. AFP y Reuters
Los atletas jamaiquinos se mantienen enrumbados en su meta de imponerse en las pruebas de velocidad del Mundial de Atletismo, que se desarrolla en Berlín.
Ayer, la jamaiquina Brigitte Foster-Hylton ganó el título de 100 metros vallas con un tiempo de 12,51, delante de la canadiense Priscilla Lopes-Schliep (12,54) y su compatriota Delloreen Ennis-London (12,55).
Foster-Hylton, de 34 años, ya había subido a un podio mundial, al ser plata en París-2003 y bronce en Helsinki-2005, pero ayer se dio el gusto de estar en el escalón más alto, casi sobre el final de su larga carrera deportiva.
La victoria de la caribeña es aún más dulce debido a que dejó atrás a la actual campeona olímpica de la especialidad, la estadounidense Dawn Harper, que apenas fue séptima en Berlín.
Con esto, Jamaica sigue en pelea con Estados Unidos por el liderato del medallero. Ambos países tienen tres oros y tres platas. La diferencia a favor de los estadounidenses está en los bronces: tres contra dos.
Pero los caribeños esperan sumar hoy su cuarto oro, si es que Usain Bolt logra imponerse en los 200 metros. El triple campeón olímpico y plusmarquista mundial se impuso con facilidad en la semifinal de ayer y hoy corre en busca de su segundo título. Ya tiene el oro de los 100 m, cuya marca mundial también rebajó.
Otra nota destacada en la jornada de ayer constituyó la victoria de Yusuf Saad Kamel, quien venció en los 1 500 m bajo la bandera de Bahréin. No obstante, Kamel es nacido en Kenia y conforma el nutrido y polémico grupo de atletas que en esta década se cambiaron a la nacionalidad bahreiní por dinero.
Kamel se llama en realidad Gregory Konchellah y es hijo del ex atleta Billy Konchellah, campeón del mundo de 800 metros en 1987 y en 1991.
Curiosamente, los keniatas ‘de verdad’ fracasaron en esta carrera de medio fondo, tradicionalmente dominada por África. Así, Asbel Kiprop (medallista olímpico en 2008) y Augustine Choge (quien posee el mejor tiempo del año) fueron incapaces de obtener alguna de las medallas.
Finalmente, los anfitriones festejaron el oro de Robert Harting, campeón mundial de disco. El triunfo hizo estallar de júbilo al estadio Olímpico, ya que el germano aportó el segundo oro, tras el triunfo de Steffi Nerius en jabalina femenina.