Jaime Marchán: ‘Un cooperante tiene el derecho de supervisar el uso de los fondos’

Entrevista Jaime Marchán Exvicecanciller y diplomático de carrera. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Entrevista Jaime Marchán Exvicecanciller y diplomático de carrera. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Entrevista Jaime Marchán Exvicecanciller y diplomático de carrera. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.

Entrevista a Jaime Marchán, Expresidente del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas.

¿Cómo se puede interpretar la declaración del canciller ecuatoriano Ricardo Patiño sobre devolver el dinero de la cooperación alemana?

La actitud del Canciller ecuatoriano revela, una vez más, una total falta de tacto diplomático en el adecuado manejo de algo tan importante y delicado como son las relaciones internacionales. Esas relaciones se basan en la amistad y en la cooperación entre los Estados. Ambos son los componentes que las impulsan. 

¿Qué sería lo aconsejable en momentos así?

Si en la interrelación entre dos países amigos se produce alguna disparidad de criterio, lo aconsejable, lo profesional y prudente es dirimirlas a través del diálogo directo y no zanjarlas mediante desplantes de micrófono.

¿Cuál ha sido la relación de Alemania con Ecuador y cuál ha sido el papel de aquel país en la cooperación internacional?

Alemania ha sido uno de los más cercanos y leales aliados históricos del Ecuador. Es un cooperante serio y no merece la respuesta socarrona e injustificada de que ha sido objeto.

Desde el Gobierno se sostiene que un país no puede revisar el uso que se da a los recursos entregados a la cooperación...

El principio de la transparencia es uno de los elementos constitutivos de todo programa de cooperación. En virtud de ella, un cooperante tiene el legítimo derecho de supervisar el buen uso de los fondos que destina a un programa específico. Es algo normal, y nada se aleja más de esta práctica que tratar de limitarla o eludirla aduciendo anacrónicos pretextos soberanistas.

Es injustificable que Alemania, país amigo que respaldó al más alto nivel político los esfuerzos de desarrollo del Ecuador, al que calificó en su momento de “jaguar” latinoamericano, haya recibido un agresivo zarpazo de la criatura.

¿Cuánto podría afectar esto a las negociaciones con la Unión Europea?

No creo que este penoso incidente afecte el contenido de los acuerdos comerciales concertados la semana pasada con la Unión Europea, porque se trata de un instrumento que trasciende la relación bilateral.

Sin embargo, es posible que el camino de aprobación parlamentaria en los diferentes países europeos, donde se practica la independencia de poderes del Estado de derecho, esté empedrado de obstáculos.

También es posible que esas instancias miren con atención el estado de protección de los derechos humanos bajo la óptica de la integralidad e interdependencia de esos derechos.

¿Cómo funciona la interdependencia de derechos que se revisan para estos acuerdos?

Los avances alcanzados en la esfera de los derechos sociales deben realizarse en forma simultánea con el respecto de las libertades fundamentales, entre ellas la libertad de expresión y la libertad de asociación, y del derecho de los pueblos indígenas a la consulta libre, previa e informada sobre todos los asuntos que les conciernan, incluidos los temas ambientales.

¿Son acertadas las críticas a la diplomacia de la Revolución Ciudadana?

El actual Gobierno ha protagonizado una serie de actos que marcan una deriva preocupante de la diplomacia profesional. Han sido pasos deliberados y sistemáticos que han producido una verdadera subversión de los valores institucionales de la Cancillería.

Se eliminó la Academia Diplomática tras más de 22 años de exitoso funcionamiento, se destruyó el sentido y orden de la carrera, se alteró la Ley Orgánica del Servicio Exterior y se cocina ahora un Código del Servicio Exterior para consolidar esos cambios.

Pero ¿han servido para algo esos cambios en el servicio exterior?

Estas reformas, lejos de fortalecer, han socavado, en mi opinión, la estructura misma de la diplomacia profesional ecuatoriana. Ya no hay principios permanentes de la política exterior del Estado, sino un entrevero de intereses y propósitos ideológicos sometidos al Gobierno de turno.

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