Jaime Bayly. Si Chávez muere, chao programa

Santiago Zeas
Corresponsal en Bogotá

Hace poco más de un mes el polémico novelista y periodista peruano Jaime Bayly aterrizó en Bogotá.

Desde entonces todas las noches en RCN internacional luce su  desenfrenada irreverencia en su programa de humor político.  Ahí se burla de forma mordaz y provocadora de presidentes, de su familia y, por supuesto, de su propia apariencia.

Aquí  repasa con soltura y desenfado algunos capítulos de su vida. Como su época de estudiante haragán y su inclinación por la vida bohemia. A diferencia de su ‘look’ en TV, cuando es entrevistado  deja en el armario su traje y corbata. Prefiere un sombrero café, un gabán oscuro y un pantalón caqui.

Soy un hombre de 44 años,  padre de dos hijas adolescentes, autor de 11 novelas y un libro de poesía, ganador de  dos premios literarios en España  y periodista de televisión desde los 18. Ahora soy director y conductor de dos programas, ‘Bayly‘ , y ‘El  francotirador’.

No puedo dejar  de hacer cosas humanas: comer, dormir y otras que no sería decoroso mencionar.

Las cosas sentimentales: ver a mis hijas. Y las locuras personales: escribir novelas.

¿Un periodista-escritor o un escritor-periodista?

Soy escritor porque primero fui periodista. Llegué al periodismo a los 15 años porque era un alumno díscolo. Mi mamá estaba preocupada por mi mala conducta. Entonces en vacaciones llamó al director de La Prensa, le contó mi caso y le pidió que me dé trabajo.

¿Un alumno poco apegado a los libros?

Fui un mal alumno. Siempre me disgustó que me obligasen a leer algo que no apetecía.

Algo no calza,  ¿no le gusta que lo obliguen a hacer nada, pero le gustó el periodismo?

Ese periódico era un poco un manicomio y un poco un burdel; una cueva de locos y prostitutas.

¿Fascinado?

Mucho. Salíamos de madrugada y generalmente nos emborrachábamos e íbamos a burdeles. Entonces fue una educación intelectual y sentimental para mí.

¿Desde ahí se levanta tarde?

En esos primeros años me acostumbré a vivir de noche. En el diario me quedaba hasta las 03:00 ó 04:00. Salíamos y no iba precisamente a casa. En esa época me acostumbré a dormirme al alba y no ha cambiado la costumbre.

Ahora ya no trabaja en una redacción, ¿qué lo detiene?

Escribo novelas. Por eso a las 04:00 ó 05:00 voy a la cama.

¿No echa de menos ser periodista?

Creo ser más feliz escribiendo novelas que noticias, que en realidad muchas de ellas tenían más de ficción que de realidad (risas). Ahí descubrí que muchos de mis colegas no eran periodistas rigurosos, sino novelistas frustrados.

Pero  su madre lo llevó al diario para enderezarlo...

Mi mamá cometió un pequeño error. Ingenuamente pensó que si yo me portaba mal la manera de reformarme era con un trabajo en un periódico. Pero claro, ella no sabía que ese periódico era una cueva de locos y que era casi como estar en un presidio.

Y durante estas noches, ¿qué escribe?

 Una novela muy violenta y sanguinaria...  muere mucha gente. Mi álter ego es un asesino refinado.

¿Entonces es un psicópata por las madrugadas?

Absolutamente, aunque asustado porque me gusta demasiado. Me pregunto si estoy matando a todos estos personajes para luego no hacerlo en la realidad.

Todas las noches, en su programa, se burla de los presidentes, pero especialmente de Hugo Chávez. ¿Ud. tiene alguna fijación con él?

No, él tiene una fijación especial conmigo.

¿Cómo es eso?

Es mi corresponsal en Caracas. Todos los días  envía un montón de material humorístico y la verdad  es el más divertido de todos. Cuando llego al estudio y reviso el material siempre gana por ser el más divertido, insolente o grosero.

¿No será que Ud. se siente identificado con alguno de esos rasgos?

Quiero creer que no me parezco a Chávez, por eso me he puesto a dieta (risas).

¿Se ha puesto a pensar que su programa no sería lo mismo sin Chávez?

Claro y he llegado a la conclusión desoladora de que no tendría trabajo. Si él se muere me quedo sin programa.

¿Si un día se lo encuentra?

Hay que preservar el humor y la dimensión humana de las cosas. Creo que es un dictador y un gobernante catastrófico, pero lo saludaría con cariño. Ahora, si me quiere  pegar  tendría que darle un rodillazo en los testículos como un acto de legítima defensa.

¿Tiene ganas de ser Presidente de Perú?

No ganaría las elecciones ni en el Perú ni en ninguna parte. Si bien la idea de ser candidato me resulta seductora, la veo improbable. Soy un escritor y un haragán: me gusta levantarme al mediodía.

¿Acaso sería el primero?

Es verdad...  Ronald Reagan era un perezoso genético y fue bastante mejor que Carter. La verdad creo en el destino.

Si el destino le presenta la papeleta de inscripción de candidato, ¿la firma?

Sí pues. Si en mi destino está ser candidato lo seré. Y si en mi destino está que me elijan ya me las arreglaré para gobernar. De momento no he podido gobernar ni mi pelo ni mi bajo vientre, entonces no sé cómo voy a gobernar el Perú. Pediré consejo a mi madre.

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