09:00 | A la hora del desayuno, el postulante comparte con su equipo, en Quito.
El itinerario en los días de campaña de Iván Espinel se improvisa al momento de la comida. En su periplo por la capital, dejaron de lado los desayunos que incluían su hospedaje por una cafetería en el centro-norte de la ciudad, mientras que para el almuerzo eligieron un restaurante en el mismo sector. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO y Cortesía Compromiso Social
Iván Espinel baja de su camionetaFord F-150 negra, en la av. Amazonas, en el centro-norte de Quito. Cruza la calle para dirigirse al edificio de la ONU, donde será entrevistado por personal del Instituto de la Democracia.
Pero antes saluda con las personas en la calle. Bromea y habla de su afición por Barcelona de Guayaquil, urbe donde reside.
Los invita a votar por él. Luis Rojas mira al candidato de pies a cabeza, él vende caramelos en la calle. Cuando Espinel se aleja, el comerciante sonríe y lo compara: “Este ‘man’ es igualito a (Rafael) Correa”.
Impetuoso, simpático, joven, de respuesta rápida. Como cuando fue candidato por primera vez en el 2006.
Espinel, de 33 años, ya se ha acostumbrado a la comparación. El viernes 20 de enero, antes de sentarse a desayunar, en una cafetería en la av. Colón, uno de los comensales, Carlos Andrade, de 50 años, también se lo dice. Incluso han llegado a comentar que es “el Jaime Roldós que la historia le está devolviendo al país”.
Espinel cuenta la anécdota.
En medio de su desayuno recibe una llamada telefónica de su esposa, María Verónica Alchundia. Ella debe participar en una entrevista en TV junto a él. “Tranquila, yo soy el político, las preguntas duras van contra mí”, responde. Le ofrece realizar una sesión de ‘media training’ para prepararla.
Los días de campaña en los que Espinel recorre ciudades distintas a Guayaquil se inician la noche anterior, con el traslado. Con su equipo, a bordo de dos camionetas y una furgoneta, parten desde el Puerto Principal. Espinel casi no pisa los aeropuertos. Cuida sus recursos económicos. Se moviliza en la camioneta. La conduce Gabriel Viteri, esposo de una prima en segundo grado.
11:00 | Espinel dio una entrevista en el Instituto de la Democracia, sobre temas sociales.
El 20 de enero, el candidato debía registrar su salida del hotel máximo a los 14:00, para no tener que pagar una noche de hospedaje extra. Para evitar gastos innecesarios, ‘vitales’
para seguir con su campaña, prefirió llevar las maletas en su vehículo desde la mañana. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO y Cortesía Compromiso Social
En la carretera, el político de 33 años aprovecha para pensar y leer. Esa noche lo ocupa un pasaje de la biografía de Martin Luther King, que relee. Admira a ese personaje por sus logros sociales.
Ese 20 de enero llegó a la capital cerca de la 01:00. Durmió en un hotel en la calle Cordero y av. Amazonas. Se queda solo en ese lugar. Por falta de disponibilidad de habitaciones su equipo pernocta en otro sitio.
Tras cinco horas de descanso, el postulante despierta y se alista para salir a su primera entrevista en Radio América.
Espinel se autoproclama como representante de los ‘millennials’ y trata de verse como ellos. Luce una camisa de manga corta con los colores del partido y el logo de su movimiento. Un pantalón azul y unos zapatos deportivos.
En las entrevistas, la pregunta infaltable es la relacionada con la propuesta de pena de muerte por violación y asesinato. Plantea encaminarla a través de una consulta popular.
El político sonríe al escuchar la interrogante. Responde siempre que esa no es su idea, sino que salió de su recorrido de recolección de firmas para inscribir a su movimiento Fuerza Compromiso Social.
El trayecto hasta el segundo lugar de entrevista dura 12 minutos, de los cuales Espinel usa ocho para revisar su teléfono. Mira su Whatsapp, envía mensajes de voz…
15:00 | El último punto de su agenda en la capital fue un diálogo en el canal del Estado. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO y Cortesía Compromiso Social
Revisa sus redes sociales, mira memes de sus contrincantes y suyos. Bromea con su equipo. Antes de bajar del auto saca un frasco de perfume Bvlgari Man In Black. Se lo rocía tres veces.
El día de Espinel se completa con tres entrevistas más: una con la revista digital Plan V, una con el rotativo Metro Hoy y, finalmente, acude a un diálogo en la televisión pública.
Nunca se niega a una entrevista. “Al doctor le gustan las entrevistas con preguntas complicadas”, comenta un asistente.
Para las 16:00 de ese viernes 20, estaba prevista una concentración con simpatizantes en el sur de la capital. Pero hace frío, llueve. El candidato, oriundo de Manabí, lo piensa dos veces. Decide cancelar el acto “por respeto a la gente”. Vuelven a sus vehículos y regresan a la carretera.