El Gobierno de Benjamín Netanyahu, instalado hace menos de un mes, insiste en que la principal amenaza para Oriente Medio es un Irán con el arma nuclear. Foto: AFP
El caos que vive el mundo árabe prueba, según las autoridades israelíes, que la tensión en Oriente Medio no está ligada al conflicto palestino-israelí, sino a dinámicas internas del islam y al factor desestabilizador que representa, a sus ojos, la aspiración de hegemonía de Irán.
“El conflicto palestino-israelí no tiene que ver con los problemas de la región. Siempre lo dijimos. Si se solucionara, y queremos una solución con los palestinos, nada cambiaría”, aseguró esta semana un portavoz israelí a un grupo de periodistas extranjeros de visita en Israel.
La secular rivalidad entre suníes y chiíes, las dos principales ramas del islam, está en la raíz de las guerras civiles que ensangrientan en estos momentos la Península Arábiga y fracturan estados como Siria, Irak o Yemen.
El nuevo Gobierno conservador de Benjamín Netanyahu, instalado hace menos de un mes, insiste en que la principal amenaza para Oriente Medio es un Irán con el arma nuclear, por encima incluso del peligro que representan los yihadistas del Estado Islámico pese a sus espectaculares y crueles acciones.
“Irán actúa como un imperio regional”, afirma a este respecto un diplomático israelí de alto rango. “Los iraníes están en Irak, en Siria, en el Líbano, en Yemen. Controlan el estrecho de Ormuz y, a través de Yemen, quieren controlar el estrecho de Bab el-Mandeb, que es la puerta del Canal de Suez. Si lo consiguen, cambiarán la situación económica y de seguridad de Europa“, advierte.
De acuerdo con la diplomacia israelí, Irán es visto como una amenaza no solo por Israel, sino por un número creciente de dirigentes árabes, quienes, sin embargo, no se atreven a reconocerlo en público por miedo a que sus pueblos los coloquen en el mismo bando que Israel.
Los movimientos de Irán y la perspectiva cada vez más cercana de un acuerdo con EE.UU. y la comunidad internacional que le permitiría al régimen chií seguir enriqueciendo una cierta cantidad de uranio están modificando la relación de Israel con sus vecinos árabes suníes.
“Nunca, por mucho que me remonte hacia el pasado, estuvo Israel tan cerca, política y conceptualmente, de tantos países árabes como está ahora, aunque el tema siga oculto bajo la alfombra”, revela el mismo responsable israelí.
Según esta versión, los saudíes temen incluso que desde Omán y Yemen los iraníes traten de alcanzar Arabia por la puerta trasera y amenacen La Meca.
El diario Jerusalem Post informaba este 5 de junio que Israel y Arabia Saudí, dos países sin relaciones diplomáticas, han celebrado ya cinco reuniones secretas fuera de la región para tratar sobre Irán.
Este nuevo escenario llevó a algunos expertos a sugerir que se resucite la iniciativa de paz que presentó Arabia Saudí hace 13 años, con el fin de superar el bloqueo absoluto que registran las negociaciones entre palestinos e israelíes.
La iniciativa árabe proponía un marco para una solución al conflicto en la que participarían no solo Israel y los palestinos, sino otros países de la región, los cuales se comprometerían a reconocer a Israel y establecer relaciones diplomáticas a cambio de la paz.
Aunque no se anuncia fácil, las autoridades israelíes no descartan incorporar esas ideas a un futuro proceso de negociación, pero advierten de que todo depende ahora del liderazgo palestino.
“No podemos hacer concesiones a alguien que solo puede hablar en nombre de la mitad del pueblo palestino”, puntualiza el responsable israelí en alusión al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, quien controla Cisjordania pero no Gaza.
En las dos últimas semanas, el nuevo Gobierno israelí ha transmitido a responsables europeos que han visitado el país su voluntad de llegar a un acuerdo con los palestinos, pero ha dejado claro que depende de estos la vuelta a la mesa de negociaciones.
“Los palestinos han adoptado una estrategia unilateral en la esfera diplomática. Creen que así tendrán más peso, pero no conseguirán ninguna mejora sobre el terreno sin negociaciones directas con Israel”, advirtió un portavoz israelí al grupo de periodistas extranjeros.
Tanto la alta representante europea, Federica Mogherini, como el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, que han visitado sucesivamente Israel en los últimos 10 días, han escuchado en Jerusalén que el nuevo Gobierno de derecha israelí quiere la paz y que mejore la vida cotidiana de los habitantes de la Franja de Gaza.
Pero la fragilidad parlamentaria de la nueva coalición, la división interna de los palestinos, y la continuación de los ataques con cohetes desde Gaza no hacen presagiar ningún avance en los próximos meses en el camino hacia una solución del largo conflicto palestino-israelí.