El primer ministro israelí y presidente del partido Likud, Benjamin Netanyahu, se dirige a simpatizantes mientras recorre el mercado Mahane Yehuda durante el último día de campaña electoral, en Jerusalén (Israel). Foto: EFE
Más de seis millones de israelíes comenzaron este martes 8 de abril de 2019 a votar en unas cruciales elecciones legislativas que decidirán si Benjamin Netanyahu mantendrá su posición dominante, o si llegó la hora de hacer lugar al Benny Gantz, quien estrena en la política.
Todos los sondeos indican que el resultado será sumamente ajustado, y deberá dar lugar a intensas negociaciones para formar una mayoría que permita construir un nuevo gobierno una vez que se conozcan los resultados.
La carrera por el poder se decide entre dos francos favoritos: Netanyahu, apoyado en su partido de extrema derecha Likud, y Gantz, en representación de su partido de centro derecha Azul y Blanco.
Para Netanyahu, que lleva más de 13 años en el poder y busca un quinto mandato, será la posibilidad de alcanzar un récord de longevidad caso el presidente Reuven Rivlin, de acuerdo con la composición del parlamento, le confíe la tarea de formar un nuevo gobierno.
En tanto, Gantz, de 59 años y ex paracaidista, lleva la experiencia de haber sido comandante de una unidad de fuerzas especiales y ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa.
Sin embargo, Gantz no era visto como un político hace apenas seis meses.
Sin que los dos candidatos logren exhibir diferencias significativas en sus programas de gobierno, la campaña se transformó en una especia de referendo sobre la persona de Netanyahu, adorado y detestado en partes iguales pero que no deja a nadie indiferente.
Proximidad con Trump
Para Grantz, se trata fundamentalmente de poner fin a años de divisiones y de corrupción que encarna el primer ministro saliente.
Para Netanyahu, en cambio, se trata de reiterar que nadie está mejor capacitado que él mismo para garantizar la seguridad y la prosperidad del país.
La victoria parecía asegurada cuando, en diciembre, anunció elecciones anticipadas, antes de la fecha prevista de noviembre de 2019.
La iniciativa fue interpretada como una maniobra excesiva de parte de Netanyahu, para conseguir una victoria electoral aún a pesar de las denuncias de corrupción.
En tanto, Gantz se lanzó al ruedo y construyó una sólida lista de candidatos que en los cinco primeros puestos cuenta a tres ex comandantes de las Fuerzas Armadas, un ex ministro de Finanzas y el exjefe de la central sindical nacional.
Seguidamente, ya en febrero, el fiscal general anunció la intención de inculpar formalmente a Netanyahu por corrupción, fraude y abuso de confianza.
Los últimos sondeos autorizados mostraban el viernes al Likud y al Azul y Blanco luchando codo a codo por cada voto, pero -con una previsión de 30 plazas para cada uno- ambos partidos quedan lejos de la mayoría absoluta de 61 bancas.
Así, no importa quien gane la elección ya que tendrá que negociar con otros bloques para poder gobernar.
Las proyecciones sugieren que Netanyahu tendría ventaja para formar una coalición de gobierno, pero expertos alertaron sobre los márgenes de error de los sondeos conocidos hasta ahora.
En días recientes, el Likud lanzó una feroz campaña de ataques personales a Gantz, al tiempo que Netanyahu utilizaba cada oportunidad para mencionar su proximidad con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
¿Quién otro?
En efecto, para los israelíes el mandatario estadounidense ofreció a Netanyahu un espectacular “regalo” en plena campaña electoral, al reconocer la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, anexado a Siria.
¿Quién más, en Israel, “sería capaz de obtener eso?”, se preguntaba el domingo en el sitio web noticioso Artuz Sheva. “¿Quién más puede hablar con el resto del mundo? ¿Y con el Congreso estadounidense?”, añadió.
El propio Netanyahu lanzó aún más gasolina a las llamas al afirmar, en desafío a un amplio consenso internacional, que estaba preparado para anexar los asentamientos israelíes en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde hace medio siglo.
Líder de un gobierno considerado el más derechista en la historia de Israel, Netanyahu parece listo para ponerse al frente de una coalición aún más radical.
El gran interrogante es estar elecciones es saber si Netanyahu será capaz de convencer a los electores a hacer oídos sordos a las sospechas y oportunismo asociados a su nombre.
Ante este cuadro, Gantz no dudó en enviar el mensaje opuesto: Israel, dijo, “debe escoger la vía de la unidad, de los lazos y de la esperanza, o una vía de extremos”.