En el recinto Puerto Salinas, de la isla Escalante, los habitantes palean la fiebre, la tos y el malestar con agua de canela y limón, ante la falta de medicamentos. Foto: Cortesía Asociación Isla Escalante
El aislamiento frente al coronavirus es geográfico en más de una docena de islas y comunas del Golfo de Guayaquil, en Guayas, y el acceso solo por vía fluvial tampoco impide los contagios.
La plataforma de visualización de casos por parroquias del Gobierno refleja tres casos confirmados de covid-19 en la isla Puná, un territorio que lucha también contra el dengue.
Las comunidades de pescadores, concheros y cangrejeros se ubican entre los 35 y 70 kilómetros de navegación por el estero o río abajo por el Guayas desde Guayaquil, foco epidemiológico de la pandemia.
En las islas acusan problemas de abastecimiento de agua potable y víveres, falta de atención médica y de provisión de medicinas en plena crisis sanitaria. “Estamos escasos de agua y víveres, tampoco hay medicamentos”, indicó Julián Marcial, representante legal de la Asociación de Pescadores de la Isla Escalante.
La isla Puná reportó un primer caso oficial de covid-19 y padece además un brote de dengue. Foto: Enrique Pesantes / Archivo EL COMERCIO
En el recinto Puerto Salinas de la isla se registra una muerte con sospecha de covid-19 y entre un 10 y 15% de la población de 1 000 habitantes ha presentado síntomas como fiebre, cansancio, tos y pérdida del olfato. Los test de coronavirus no llegan hasta esos parajes.
El propio Marcial tiene sospecha de que sufrió la enfermedad de la que se recupera y tiene a su padre con esos síntomas. Pelean “con agua de canela, limón, yerbaluisa y vaporizaciones de eucalipto”.
El Subcentro de Salud dejó de funcionar desde el inicio de la emergencia sanitaria y existe escasez de medicamentos.
El agua potable les llega en las gabarras que abastecen a las camaroneras, lo que le resta es lo que le venden a las comunidades, dijo el dirigente. El tanque lo compran habitualmente en USD 1,50 pero han tenido que recolectar y hervir agua lluvia o salir en lancha hasta Posorja o Puná.
La situación es similar en comunidades como Puerto Roma, Puerto la Cruz, Buena Vista, El Conchal o en los recintos alejados de la isla Puná, donde residen unas 7 000 personas.
Los kits alimenticios de entidades gubernamentales han empezado a llegar a lugares como Puerto Roma, que cuenta con unos 1 500 habitantes, y a la isla Puná. Pero las raciones de alimentos no han sido distribuidas entre toda la población.
Los recolectores de cangrejos, conchas y pescadores de camarón o pescado del Golfo viven de su trabajo diario y con la crisis ha caído la demanda en restaurantes, sus principales clientes, según las asociaciones de pesca. Temen hacer faenas en grupo, ya que implican riesgos de contagios.
Un 50% de recolectores de cangrejos y pescadores artesanales está saliendo para ganarse el sustento o para consumo de sus familias en Puerto Salinas. Hasta allí no han llegado raciones alimenticias.
En la cabecera de Puná falleció de un infarto el pasado 13 de abril José Mendoza Medina, presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD). Puná, isla de 919 km2 de extensión y 12 000 habitantes, solicitan pruebas de diagnóstico, un respirador y un médico las 24 horas en el subcentro de salud. Lanchas con víveres tienen sus itinerarios habituales, entre una y dos horas de viaje en lancha desde Guayaquil. Aunque ahora sin traslado de pasajeros. Se ha restringido el paso foráneas para prevenir focos de contagios.
“El resultado de la prueba de una persona que estuvo contagiada llegó cuando había pasado 20 días de aislamiento”, críticó Tannya Delgado, dirigente barrial de Puná Baja. Además, describió un brote de dengue que afecta a una buena parte de la población de la cabecera.
“Hay personas que por 15 días han perdido el apetito, el olfato, tienen fiebre, dolor y malestar del cuerpo y no se hace nada, vamos a la farmacia o al subcentro y no hay medicinas”, dijo Delgado. En Cauchiche, comuna ubicada al suroeste de Puná, registran un niño de 12 años fallecido a causa de dengue.
El Ministerio de Producción y Pesca informó en un comunicado que gracias a la solidaridad de la empresa privada se distribuyeron inicialmente 3 500 kits de alimentos y productos de higiene destinados a pescadores artesanales, concheros y cangrejeros del litoral, “quienes han visto fuertemente mermada su actividad debido a la crisis generada por el covid-19”.
Las empresas Acorbanec y Grupo Jadran realizaron una donación de USD 50 000. Servigroup y Eurofish aportaron, cada una, con 24 000 latas de atún. Está prevista la distribución de las raciones en las provincias de Guayas, Manabí, Esmeraldas, Santa Elena, El Oro y Los Ríos.
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