La enfermera Sarah Daghsen se pone su traje especial, en un hospital de París. Foto: AFP
Hace 14 días, el Ministerio de Salud confirmó el primer diagnóstico de covid-19 en Ecuador: una mujer, de 71 años, que ayer falleció. Hasta ahora se ha reiterado que el virus no circula en el país. Y que los casos han llegado “importados” de España, Holanda, Suecia y Estados Unidos.
La ecuatoriana, que murió en el país, sufrió insuficiencia respiratoria. Otra compatriota también falleció en Italia, ayer. Y esta sábado 14 de marzo, el Ministerio de Salud confirmó la segunda muerte dentro del país; se trata de la hermana de la primera paciente diagnosticada con el virus en el país.
Veinte y ocho registros positivos de este coronavirus se confirmaron la mañana de este sábado 14 de marzo en Ecuador. Hay 317 personas en el cerco epidemiológico, según un informe emitido por el Ministerio de Salud el sábado 14 de marzo del 2020.
El viernes se confirmaron tres de esos 28 casos. Uno es un ecuatoriano, que llegó desde Nueva York; una chica sueca y un compatriota, que se contagió de alguien que llegó de España.
Las autoridades incluyeron a EE.UU. en la lista de lugares considerados de riesgo. Por lo que quienes llegan a Ecuador, tras haber estado en uno de ellos, 14 días antes, deben hacer aislamiento preventivo de 14 días. También en Hubei y Wuhan, en China; Italia, España, Irán, Alemania, Francia, Corea del Sur, Japón, Singapur.
Un grupo de investigadores ecuatorianos busca conocer más de cerca el tipo de covid-19, que causa alarma acá. Ya lograron hacer una primera secuencia genética de la cepa que infectó al paciente holandés, hospitalizado en Quito.
El ciudadano extranjero llegó a la capital el viernes 28 de febrero con su esposa. Este Diario, a través de reportes médicos, supo que desde el miércoles 26 el señor, de 57 años, tenía síntomas, pero él pensó que era una gripe.
Eran parte de un grupo, que quería conocer la Amazonía, iba a Guayaquil y luego el plan incluso era avanzar hasta Galápagos. Pero cuando se sintió mal lo llevaron a un centro de salud en Lago Agrio y al final lo trasladaron a Quito.
Su esposa y una guía, ambas holandesas, también resultaron contagiadas. Pero su situación no es crítica. Permanecen en una institución de salud, en aislamiento. Los otros 12 holandeses, que iban en el grupo, al parecer, estuvieron una noche en un albergue. Y luego de practicarles el examen, que según Salud, dio negativo, los dejaron volver a su país.
En esa institución de salud se encuentran otros extranjeros, mientras se conoce cómo evolucionan. Sus cercanos se quejan porque creen que la prensa se entera de sus diagnósticos antes que los afectados.
Mientras eso ocurre, los académicos buscan información para caracterizar a la cepa que se mueve en Ecuador. Eso les ayudará a entender de dónde vino, cuánto influyen enfermedades preexistentes. “Así las autoridades podrán tomar mejores decisiones, señala Paúl Cárdenas, del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito.
La USFQ ha tenido apoyo de Bernardo Gutiérrez, ecuatoriano que trabaja en la U. de Oxford, en Reino Unido. Además hay infectólogos, epidemiólogos y estudiosos de la microbiología, de otros centros, que quieren colaborar.
Varios académicos, que hacen investigación solicitaron a la Cartera de Salud las muestras biológicas, no solo de uno sino de todos los contagiados, que se encuentran en Ecuador.
La investigadora del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad UTE, Linda Guamán, explicó que así como los seres humanos tienen sus árboles genealógicos, con los virus también se puede establecer algo parecido.
Ayer, Paúl Cárdenas y Linda Guamán se reunieron con la ministra Catalina Andramuño. Foto: Cortesía Linda Guamán
Eso significa que secuenciar el genoma del covid-19 permitirá hacer esa genealogía hacia atrás, para saber de dónde viene. Estos virus –añadió Guamán– cambian como mecanismo de sobrevivencia.
“Las cepas de coronavirus que están en México y Brasil ya mutaron. Unas son más patógenas que otras”. Por ello, sostiene que “saber si la cepa que ha llegado al Ecuador ya cambió y en dónde lo hizo nos puede ayudar a tener información respecto a su patogenicidad”.
El desarrollo de vacunas en el mundo –dice Guamán– en gran medida se hace conociendo cuáles son las proteínas del virus, con la secuenciación. De lo contrario no funcionarían para los cambios que ha tenido el virus en Ecuador, por ejemplo. “Los países estamos llamados a secuenciar los genomas de los virus que están aquí y ponerlos en una base de datos mundial”.
La investigadora detalló que en otros países se ve que no son los gobiernos los que están haciendo este trabajo. “La Universidad de Sao Paulo colaboró con el régimen”.
Carlos Barba, investigador de la Universidad de las Américas (UDLA), señaló que la base de datos global del genoma del coronavirus se está alimentando minuto a minuto. Esa información –asegura– es extremadamente importante para poder ver, no solo a escala nacional sino global, cómo es que empezó el asunto y hacia dónde va.