Redacción Quito
Desde tempranas horas de la mañana de ayer, las dos terminales de buses interprovinciales en Quito empezaron a llenarse de viajeros. Quitumbe, al sur, y Carcelén, al norte, recibieron a los turistas que salían y entraban a la ciudad.
En Quitumbe, los pasillos y andenes estaban llenos de pasajeros. En la puerta principal de la estación, en la calle Cóndor Ñan, una fila de taxis amarillos y autos particulares esperaban la salida de los viajeros que, en esta terminal, llegaban desde la Costa y el sur del país.
Dentro de la estación, los turistas que arribaron a la capital para recibir el nuevo año trataban de encontrar un bus que los lleve de regreso a sus ciudades. Con paquetes, maletas, cartones y hasta animales, los usuarios caminaban guiados por las pantallas que indicaban las horas de salida y los andenes para abordar los buses.
Lorena Moya iba con rapidez por el acceso principal de la estación Quitumbe. Ayer, la mujer, acompañada de su perro Rex, buscaba un asiento para ir a Santo Domingo de los Tsáchilas. “Hoy preferí irme temprano porque luego el tráfico es pesado”.
En la sala de espera cientos de personas aguardaban la hora para abordar las unidades. Como las sillas no eran suficientes algunos pasajeros tuvieron que sentarse en el piso. Mauricio Espín y su familia querían viajar a Manabí. Aunque él ya tenía comprado los boletos decidió esperar en la sala en lugar de dirigirse al andén. “Prefiero estar aquí adentro porque afuera no hay dónde sentarse y es incómodo para la familia”.
Una situación igual se vivió en la terminal de Carcelén, al norte de Quito. Los buses que llegaban hacían fila fuera de la estación esperando su turno para ingresar.
La vía Panamericana Norte, que conduce a la salida de Quito, estaba congestionada a la altura del puente de Oyacoto. Hasta el mediodía, los policías de Tránsito del sector no tenían la disposición de unidireccionar la carretera en sentido de ingreso a la ciudad.
En el sector de Tambillo, hasta las 14:00, el tráfico fluía rápidamente. Patrulleros, guinchas y policías se encontraban en el ingreso sur a la ciudad. La habilitación del contraflujo dependía de si aumentaba el número de carros.