María Teresa Barragán
No olvidemos que no solo hay que ser honestos sino parecer honestos. Es decir, nuestra vida demuestra lo que somos. Si un enemigo dice que Correa tiene nexos con las FARC, habría que ver cuánta gente le cree y cuánta no lo cree.
Si un enemigo de Guadalupe Mantilla dice que es narcotraficante nadie le va a creer. Su vida y la de sus padres y abuelos es una vida de trabajo y servicio a los demás.
No conozco personalmente a la familia Mantilla pero yo, como muchísimos ecuatorianos respetamos mucho a la familia Mantilla, a los periodistas de EL COMERCIO y de otros diarios nacionales.
Nos hemos acostumbrado, como lo hacían nuestros abuelos y nuestros padres, a tener todos los días EL COMERCIO, o el Diario Hoy o El Universo, en nuestros hogares. Nuestros padres y abuelos los han respetado y apreciado y nosotros también. Igual con los noticieros de televisión.
Podremos tener discrepancias de opinión con algunos de ellos, pero los periodistas, denigrados por el Presidente, tienen nuestro respeto, confianza y los escuchamos todos los días. Habría que ver cuántas personas escuchan la cadena sabatina, tan denigrante para la dignidad humana.
Yo creo que además de los que se ríen y le aplauden por sus chistes e insultos, muy pocas personas sintonizan esta cantinflada (palabra muy de moda, con el perdón de Cantinflas, que tenía mucha dignidad y respeto por el ser humano).
Los líderes son llamados a poner el tono de delicadeza, respeto, tolerancia. Quien no actúa así solo conduce al caos y al descontento general porque primero empieza con un grupo de personas, luego con otro y finalmente se enfrenta con todos los miembros de la comunidad.
Un gran filósofo dijo que un verdadero líder es el que conduce a la gente sin que nadie hable de él. Lo hace en silencio. Trabaja en silencio y con respeto para todos. Es muy triste lo que está pasando en nuestro querido país.