En el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional se monitorean las réplicas del movimiento telúrico. Foto: Bolívar Velasco / EL COMERCIO
En el centro de monitoreo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional la jornada de trabajo se duplicó desde el sismo de 5.1 grados registrado el martes 12 de agosto del 2014, en el este de Calderón, en el norte de Quito.
Los 11 técnicos en sismología que tiene esta entidad no se han separado de los equipos de monitoreo en las últimas 24 horas. En el sexto piso del Geofísico a ellos se los observa frente a los monitores de las computadoras.
Ahí están atentos a los picos de la curva de una especie de osciloscopio que marca el comportamiento del movimiento de la tierra. Hasta este 13 de agosto del 2014, el Instituto Geofísico registró 44 réplicas posteriores al movimiento telúrico en la capital.
El sismológo Daniel Pacheco asegura que estos eventos son normales después de un sismo y pueden darse en días inderteminados. Incluso no pueden sentirse. El promedio de sismos luego del que se reportó el martes 12 de agosto han sido de 4.1 grados, según el Instituto Geofísico.
Quito está atravesado por una falla que se extiende de sur a norte a lo largo de 60 km. Su forma es descendente y cuando entra en actividad la tierra se mueve de oeste a este. Eso precisamente fue lo que pasó el martes.
Pero en las localidades de Catequilla, Calderón, Llano Grande y Llano Chico se sintió con más fuerza. Según el Instituto Geofísico eso se debe a que es una zona que tiene una especie de curva. En estos lugares el monitoreo es constante.