Mishelle Wenzler. Periodista suizo
Mateja Šeligo y Ales Simcic estuvieron sentados, la mañana del pasado miércoles, en un banco de la Plaza Grande, disfrutando del sol. Los dos turistas de Eslovenia acababan de llegar en bus desde Perú y su primera impresión de la ciudad fue buena.
“Encontramos el centro sin dificultades”, dijo Šeligo de 21 años. Y para su novio Ales, Quito es un buen lugar para descansar de la travesía. “Es limpio y no hay mucho ruido. En nuestro viaje no hemos visto una ciudad tan amable, con excepción de Arequipa”, aseguró el joven de 25 años.
Una experiencia contraria tuvo John Lentz de Luxemburgo, quien llegó el 15 de enero. Para él, Quito es “la peor ciudad de Sudamérica”.
A Lentz lo asaltaron en la plaza de San Francisco el domingo 17 de enero. Según él, alguien lo manchó con mostaza y un hombre que pretendió ayudarlo, en los servicios higiénicos, le robó su mochila.
“El señor parecía un caballero, estaba bien vestido y tuve confianza”, recordó Lentz de 72 años. El turista que habla poco español, perdió su cámara y
2 000 fotografías de su viaje por Centro y Sudamérica.
Lentz dijo que un policía le recomendó buscar en las calles al ladrón y si lo encontraba dar aviso a la autoridad. El turista rastreó al hombre durante dos días en los alrededores de San Francisco, pero nunca lo encontró. “La gente me previno de los peligros de la plaza. Ahora entiendo la razón”.
Según el Servicio de Seguridad Turística de la Policía, manchar la ropa con mostaza es uno de los métodos más comunes para robar a los turistas. En esa unidad, se registraron 530 casos de delitos contra extranjeros solo en el primer semestre de 2009. En 2008 se registraron 1 437 delitos.
Nueve turistas interrogados por este Diario el miércoles pasado en el Centro Histórico y en la terminal terrestre de Quitumbe coincidieron en que la falta de seguridad les preocupaba en sus recorridos por la capital.
Para Eva Rehnström, de Finlandia, Quito parece seguro a primera vista porque la Policía está presente en el centro. Por esa razón, se sintió más cómoda que cuando visitó Managua (Nicaragua). “Pero siempre me siento observada por alguien. Por suerte, la mayoría de la gente es honesta y servicial”, admitió la turista de 34 años. Acotó que cuando fue sola a La Ronda, en el centro, una persona le recomendó que no visitara ese lugar por la inseguridad.
Además de la criminalidad, a algunos turistas les preocupa el sistema de transporte. “Es difícil descubrir por dónde van los buses”, dijo Rehnström. “Por eso, el bus rojo (Ecovía) me parece muy práctico porque circula por un corredor exclusivo”. Según la turista, el transporte en las ciudades europeas es más fácil ya que existen mapas de las líneas de los buses en todas las paradas.
Una de las quejas es la falta de información para llegar a las terminales terrestres de la ciudad. En los hostales u hoteles les recomiendan llegar en taxi hasta Quitumbe para facilitar el viaje. Ya en las estaciones interprovinciales tampoco hay señales convencionales para acceder a los servicios.
Wendy Purcallas, una guía ecuatoriana quien llevaba a un grupo italiano en la Plaza Grande, el miércoles pasado, afirmó que los extranjeros tienen problemas de orientación. “En el centro, los turistas están bien. Pero si van afuera, se pierden porque hay poca señalización”.
En el Centro Histórico existen señales para encontrar los principales monumentos. Pero si un turista quiere visitar un destino más alejado, como por ejemplo el Teleférico, tiene dificultades para llegar por medio de un bus urbano. La alternativa nuevamente es el servicio de taxis.
En el centro los extranjeros tienen otros problemas. Según Carlos Valencia, empleado de información turística, una de las necesidades más importantes que tienen los extranjeros es encontrar una casa de cambio y sitios para dejar su equipaje mientras hacen los tours urbanos.