Breve analogía surge procedente de la fisiología humana. Los glóbulos blancos son los encargados de cuidar la integridad del organismo, detener las infecciones, eliminar los cuerpos extraños, repara las heridas, anunciar cuando el enemigo se acerca, en definitiva, son las células de defensa que mantienen al cuerpo protegido de invasiones externas e internas y en su memoria guardar el recuerdo para que lo destructivo no vuelva a afectar. Los glóbulos blancos o leucocitos no pueden ni remotamente pretender funcionar como los hepatocitos, neuronas, músculos, túbulos renales, epitelio intestinal, piel etc. etc.
Porque no están destinados ni preparados para ello, su naturaleza es otra, razón más que de sobra para entender que la distorsión de sus funciones deviene en la destrucción del organismo por un fenómeno fisiopatológico llamado metástasis. Tengo la esperanza que los militares a través de este breve mensaje, retomen sus funciones, las cumplan a cabalidad y entreguen a quien compete – el Estado- las funciones que no les corresponden como: bancos, hoteles, petroleras, fábricas, comisariatos, equipos de fútbol, empresas de aviación, empresas de seguridad privada etc. etc. Sin temor a equivocarme con su trabajo digno, aguerrido, leal, valiente y normal, la inseguridad sería tan solo un mal recuerdo y los ecuatorianos viviríamos y rendiríamos mucho mejor, viviendo en paz. El país ahorraría ingentes cantidades de dinero que podrían emplearse en crear fuentes de trabajo, optimizar la salud, la educación, la seguridad como auténticos derechos y no como dádivas humillantes.
¡Gracias señores militares por despertar! Viéndoles en las calles alguna esperanza queda.