En Pujilí, Cotopaxi, la familia de Inocencio Tucumbi aún no sabe las causas reales del fallecimiento, registrado la noche del miércoles 9 de octubre del 2019 cerca del parque El Arbolito, en Quito. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO
María Aurora Tolmo muestra en su mano derecha una fotografía de tamaño postal. Es la imagen de un hombre delgado y sonriente, que viste una gorra y lleva una mochila, su esposo Inocencio Tucumbi. El hombre de 50 años murió en el levantamiento indígena la noche del 9 de octubre del 2019, en las inmediaciones del parque El Arbolito, en Quito.
Murió por defender el país, dice María Aurora y llora. Ella también participaba de la movilización por la derogatoria del Decreto 883 que elevó los precios del diésel y las gasolinas extra y ecopaís en Ecuador. Relata que una bomba lacrimógena impactó a Inocencio, fracturó su cráneo, causó su muerte.
Gustavo Tucumbi, hijo de Inocencio, estuvo la noche del miércoles 9 de octubre en El Arbolito. “Todos los amigos que fuimos estábamos unidos cuando vino una lluvia de bombas. La represión pública fue bastante fuerte, atropellaron con las motos, con los perros, con los caballos. Estábamos no muy separados, ahí le perdimos de vista a mi padre y cuando nos enteramos él ya estaba en el hospital”.
Vestida con falda, blusa blanca, suéter y un sombrero negro, María Aurora rememora que en junio de este año cumplieron 28 años de casados y tuvieron siete hijos. María, de 13 años, es la última de la familia. Ella estudia música en la Unidad Educativa Belisario Quevedo de Pujilí.
Cuando fue dirigente, Tucumbi se ganó el respeto en la comunidad Juigua San Francisco, en el cantón Pujilí (Cotopaxi), donde fue en algunas ocasiones presidente de la organización y participó en las manifestaciones impulsadas por el Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi. “Nunca se quedaba quieto, siempre estaba al frente de todo y cuando se anunció la movilización, él organizó a todos los vecinos de Juigua para irse a Quito”.
Inocencio Tucumbi, junto a otras 600 personas, viajó el lunes 7 de octubre del 2019 a la capital para apoyar a sus compañeros. Se transportaron en tres camiones y otros vehículos. Sin embargo, falleció tres días después, durante el desalojo en el Parque El Arbolito, en el centro de Quito.
María Aurora recuerda cuando los policías comenzaron a disparar bombas lacrimógenas la noche del 9 de octubre en las inmediaciones de El Arbolito. “Todos corrimos, nos dispersamos por diferentes sitios con dirección a la Universidad Salesiana. Nosotros llegamos, menos Inocencio; pensamos que estaría por la Casa de la Cultura o la Universidad Católica”.
Comenzaron a llamarlo por teléfono, pero no contestaba. Luego recibieron una llamada, era la vos de una mujer que dijo: “Su esposo está grave en el hospital, fue traído en una ambulancia”.
Al arribar a la casa de salud recibieron la noticia de que Tucumbi había muerto. Su cara estaba hinchada, tenía marcas en la frente. Esperan los videos de las cámaras del ECU 911.
Gustavo Tucumbi reprocha la versión oficial de que Inocencio Tucumbi, dirigente indígena, murió por una caída: “Que Dios le perdone, porque todo el mundo, todo el pueblo y nosotros los ecuatorianos sabemos que en medio del ataque, de tanto bombardeo a una persona humilde que no tenía nada para defenderse, que diga que fue una caída es algo injusto. Lo que ruego es que se ponga en mis zapatos como hijo”.
El velatorio se cumplió en el Ágora de la Casa de la Cultura y luego fue trasladado a Pujilí. El sábado 12 de octubre se cumplió el funeral en el Cementerio Municipal. “Necesitamos ayuda, un trabajito para mis hijos, eso es lo que pido a las autoridades”, desea María Aurora.
Además de agricultor, Tucumbi fue músico: interpretaba la trompeta, el trombón, los platillos y la batería. Sus conocimientos los impartió a sus hijos, desde pequeños.
Por eso, hace 12 años, migró desde su pueblo Juigua hasta el barrio Jesús del Gran Poder del cantón Pujilí. El objetivo era que sus niños estudiaran música en el colegio Belisario Quevedo.
Compraron una pequeña propiedad con dos medias aguas de construcción (dos construcciones pequeñas) con techos de paja en una y zinc, en la otra. En la una funciona la cocina y en la otra, una sala y los dormitorios. Hay un pequeño patio de cemento. “Aquí no trabajamos, nos vamos todos los días a Juigua. Allá están nuestros cultivos de cebada y papas”, comenta Segundo Tucumbi, el hijo mayor de la familia.
Hace tres años, Inocencio Tacumbi fundó la orquesta Los Brothers del Ecuador, integrado por cinco de sus siete hijos y un primo. Se presentaron en Ambato, Latacunga, Pujilí y otras ciudades. En los próximos días presentarán su trabajo en un CD. “Mi padre nos dejó un gran legado, que es el amor a la agricultura, a la familia, la honestidad y la música. Vamos a continuar con su proyecto”, comenta Segundo Tucumbi.
Dice que es duro haber perdido a su padre, quien fue el guía de la familia. Si se hiciera un nuevo levantamiento indígena, dice, él (Segundo) estaría al frente de la marcha. “No tenemos miedo, pese a la muerte de nuestro padre”.