Redacción Sociedad
Los noruegos quieren abanderarse el empeño por reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Para eso, el próximo año tienen previsto invertir 600 millones de euros en proyectos para la captura, transporte y almacenamiento de gases de efecto invernadero.
Esta iniciativa es parte de un plan integral que busca que Noruega encabece los intentos para desarrollar propuestas para la captura de carbono. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), este empeño ya se lo compara con el esfuerzo realizado en la década de los setenta por Estados Unidos y la Unión Soviética por ser los primeros en llegar a la Luna.
USD 728 millones
es el fondo que destina España para proyectos, entre estos ambientales, en 59 países.Incluso en la actualidad ya mantiene un programa, en colaboración con las Naciones Unidas, para reducir las emisiones por deforestación y degradación forestal. El monto de inversión asciende a USD 52 millones.
Así como la de Noruega, hay diversas ideas para afrontar el cambio climático. Algunas son manejadas a través de fideicomisos, administrados por el PNUD.
En este esquema se incluirá la Iniciativa Yasuní-ITT. Con esta propuesta, Ecuador busca dejar el crudo bajo tierra en el bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT), en el Parque Nacional Yasuní. A cambio pondrá a disposición de la comunidad internacional los Certificados de Garantía Yasuní (especie de bonos de carbono), con cuya venta espera recaudar USD 6 000 millones en 13 años.
José Manuel Hermida, representante residente del PNUD en Ecuador, revela que este organismo hoy administra 27 fondos de donantes, valorados en USD 4 billones. De estos, tres grandes fondos están relacionados directamente con el cambio climático y el medioambiente. “Pero la iniciativa ecuatoriana es única en su especie por ser la propuesta de dejar el petróleo en el subsuelo”.
Uno de estos fondos, manejados a través de fideicomisos, es financiado por el Fondo Objetivo del Milenio de España.
Entre estas propuestas está una que se impulsa a más de 3 000 metros de altitud. En la región montañosa del sudoeste de Colombia, la comunidad indígena de Paletará y tres más participan en el programa Integración de ecosistemas y adaptación al cambio climático en el macizo colombiano. Para eso, existe un financiamiento por USD 4 millones.
El programa colombiano busca fortalecer las políticas públicas relacionadas con el cambio climático, incluyéndolas en las estrategias de la reducción de la pobreza.
Ecuador también se nutre de este programa con una partida de USD 4 millones. Lo hace a través del proyecto de conservación y manejo sostenible del patrimonio natural y cultural de la reserva de biósfera Yasuní.
Al otro lado del planeta se impulsa el plan que pretende que las comunidades rurales de Chicualacual, Mozambique, se adapten al cambio climático.
Allí, Lurdes, viuda a los 22 años, lucha para poder mantener a sus dos hijos. Ella cuenta que “hace unos años atrás llovía por lo menos para poder cultivar. Los tiempos han cambiado, llueve poco, sembramos nuestras semillas, pero no cosechamos a causa de este calor y sequía”.
Con un financiamiento de USD 7 millones, el programa apoya a dos asociaciones de agricultores y campesinos para establecer huertas irrigadas. Con esto se pretende generar un ingreso económico y mejorar la nutrición en 120 familias.
A su vez en China se armó un conjunto de alianzas contra el cambio climático. Con una inversión de USD 12 millones, se impulsa las conversaciones e iniciativas entre el sector privado, organizaciones internacionales, gobiernos, sociedad civil y las Naciones Unidas, para encontrar alternativas que disminuyan el nivel de emisiones nocivas.
Al igual que Noruega, con su proyecto ambicioso a favor de los bosques, cada vez hay más iniciativas que fortalecen una red en defensa del planeta frente al cambio climático.