Es oportuno conciliar esa parte de la pieza de Ernesto Sábato en su obra ‘Sobre héroes y tumbas’ con nuestra coyuntura nacional. En el Ecuador, desde algún día en el pasado, que ignoramos, hasta los próximos, hemos estado en un oscuro paréntesis que a más de dudas existenciales sobre nuestro futuro ha sido motivo de intensas reflexiones internas y pendencieras disputas externas. En esta oscura caverna de nuestro convivir no ha sido posible determinar cuándo se concibió la perversa estratagema; solo sabemos, que hay que obtener un certificado y condolernos piadosamente de unos señores llamados escrutadores.
Con estos parámetros, el reto es debatir en un fiero duelo con algunas interrogantes; aprender un curso de derecho rápido y prepararnos, porque “un día después de aquel mañana”, empieza la próxima campaña presidencial
Por ese motivo, aún no se superan persistentes inquietudes ¿Era necesario el experimento ? ¿Será fácil en este país crear otro sistema judicial y regular la libertad de expresión, o solo es un juego de un gobierno concentrador que requiere de opositores que se enloquecen con la magnificencia de su propio yo?
Por estos antecedentes es difícil que medidas extraordinarias y no concertadas causen efectos radicales e históricos. No estamos frente a la convocatoria de Pinochet ni de lo militares uruguayos, o en nuestro caso ante Febres Cordero o Durán Ballén. Todo lo contrario, el gobernante es de una categoría definida como liderazgos contra las hegemonías históricas. Verdad o mentira, el mensaje en países seducidos por el caudillismo es de gran aceptación. Por eso, Chávez, Morales, Correa, Ortega y probablemente Humala dan lugar a estos estudios, que el argentino Guillermo O’Donell patentó como “democracias de-legativas”.
ttUn texto de O’Donell ahorra toda explicación: “Todas estas democracias delegativas nacen de profundas crisis. Esas crisis, a su vez, generan una demanda por parte de los ciudadanos de que se reconstituya un poder suficientemente fuerte como para salir adelante.
Es una demanda razonable y estos presidentes toman medidas y sacan a los países de las crisis, pero después justamente esta política es víctima de su éxito: las cosas tienden a normalizarse, la ciudadanía vuelve a esperar una manera de gobernar menos crispada, menos abrupta, que suene menos arbitraria, menos sospechosa de muchas cosas, pero este tipo de líderes delegativos continúan por el mismo camino”.
Finalmente, para entender algo de lo que pasa y recordar con respeto a Sábato es necesario apelar el introito del ‘Informe sobre Ciegos’ en su obra ‘Sobre héroes y tumbas’: “¡ Oh dioses de la noche!, ¡Oh dioses del las tinieblas, el incesto y el crimen, de la melancolía y del suicidio!’ ¡Oh violentos, inescrutables!’