Informalidad subió en Guayaquil y Machala, según el INEC

Los comerciantes informales se ubican entre las calles del centro de la ciudad de Guayaquil y el sector de la Bahía. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Los comerciantes informales se ubican entre las calles del centro de la ciudad de Guayaquil y el sector de la Bahía. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Los comerciantes informales se ubican entre las calles del centro de la ciudad de Guayaquil y el sector de la Bahía. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

El porcentaje de personas que trabajan en el sector informal creció en Guayaquil y Machala, pero bajó en Ambato y Cuenca, según la datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), cortados hasta septiembre pasado.

Este incremento se evidencia en el sector comercial. En Guayaquil es notoria la alta presencia de vendedores en los semáforos de las principales avenidas y en sectores como la Bahía y el centro de la ciudad. En la Bahía, los ambulantes venden ropa, comida, artefactos para equipos electrónicos y frutas.

Uno de ellos es Ricardo Mora. El hombre, de 32 años, vende bóxers y calcetines en la calle luego de que se quedó sin empleo como guardia de seguridad en agosto del 2016. Todos los días camina con sus artículos por la Bahía. “Tengo tres hijos que mantener y mi esposa, no me podía quedar con los brazos cruzados”.

Andrés Mejía, de 26 años, se mueve entre los semáforos de las ciudadelas Sauces y Alborada, en el norte. Ofrece caramelos mentolados a 25 centavos cada uno. Se quedó sin trabajo a fines del año pasado cuando fue despedido de una construcción.

Francisco Briones, director de Investigación de la Cámara de Comercio de Guayaquil, señaló que el crecimiento de la informalidad en más de seis puntos obedece a dos factores: la recesión económica entre el 2016 y 2015 y la “poca adaptabilidad laboral” (jornadas por horas y medio tiempo).

Según Briones, el sector que recibe la mayor informalidad es el comercial; también el de transporte y taxismo. “Es difícil medir estadísticamente a las personas que van al taxismo. Por la informalidad muchos no revelan su situación”.

Según la CCG, las empresas que más ajustaron sus nóminas de personal el último año fueron las vinculadas al comercio y la construcción.

Para Briones, la Ley de Plusvalía, por ejemplo, frenó la construcción. “Guayaquil es la capital económica del país, es la que más sufrió en el ámbito empresarial con la crisis. Para la recuperación será vital la derogación de la Ley de Plusvalía y las medidas económicas que aplique finalmente Moreno”.

Para Jorge Rodríguez, vocero del Municipio de Guayaquil, en la informalidad influyen también aspectos sociales. Por ejemplo, la migración interna y externa al Puerto Principal. Cada año, anotó, llegan 5 000 familias.

Antonio Gómez migró de Manabí. El hombre, de 42 años, que sabe de gasfitería, llega todas las mañanas de la populosa Monte Sinaí hasta la calle Luque y avenida del Ejército, en el centro. Con él hay varios hombres que buscan ser contratados para trabajos temporales. “Yo me dediqué a esto toda la vida, los últimos cinco años he trabajado de forma temporal”.

Otra de las ciudades con mayor crecimiento de informalidad es Machala, sobre todo en el comercio. Su alcalde, Carlos Falquez Aguilar, reconoció el incremento de la informalidad, pero lo atribuyó a la migración internacional.

“Yo creo que el incremento se debe al asentamiento de gente de otros países, como Colombia y Venezuela”.

En Ambato y Cuenca, en cambio, la informalidad se redujo. En la primera ciudad, la recuperación del comercio, la industria del calzado y textil ayudó a que los índices de informalidad bajaran. Según Lilia Villavicencio, presidenta de la Cámara de Calzado de Tungurahua, para el sector hubo una recuperación del 10% de la producción con relación al año pasado. “Este año no hubo despidos y eso ayudó a que el comercio informal en las calles disminuyera”.

Según Carlos Rojas, gerente de la Empresa Pública de Desarrollo Económico de Cuenca, la disminución de la informalidad se debe a proyectos sociales y obras civiles como la ampliación y construcción de nuevos mercados.

En la urbe existen seis mercados y en esta administración se construyeron las plataformas de Narancay y Quinta Chica, que acogen a más de 1 500 comerciantes, la mayoría era del comercio informal.

La Prefectura de Azuay también abrió tres ferias agroecológicas. En las últimas participan los campesinos que salían, una o dos veces por semana, a vender a los alrededores de los mercados. Desde hace más de un año, María Guamán, de la parroquia San Joaquín, tiene un lugar seguro y fijo en el Pasaje Artesanal Azuayo, donde comercializa sus hortalizas.

Suplementos digitales