Los indígenas y comunidades afros de Carchi muestran su música y danza

Los integrantes del grupo Causay (vida, en quichua) escenifican los bailes tradicionales del Carchi, en la ciudad de  El Ángel. Foto: Ricardo Cabezas / EL COMERCIO

Los integrantes del grupo Causay (vida, en quichua) escenifican los bailes tradicionales del Carchi, en la ciudad de El Ángel. Foto: Ricardo Cabezas / EL COMERCIO

Los integrantes del grupo Causay (vida, en quichua) escenifican los bailes tradicionales del Carchi, en la ciudad de El Ángel. Foto: Ricardo Cabezas / EL COMERCIO

Temas musicales en awapit (idioma de los indígenas awá), interpretaciones con hojas de naranja y el Corpus Christi, de Chután Bajo, forman parte del Festival Eliminando Fronteras, Hermanando Culturas.

Una caravana de 90 artistas de los pueblos awá, afro y pasto recorre los cantones Espejo, Bolívar y Mira, en la provincia del Carchi. Su mensaje es la interculturalidad en la frontera.

Anita Rueda, coordinadora del movimiento, explica que buscan revitalizar el patrimonio musical y dancístico, a través del teatro y talleres que rescatan la tradición oral de estas tres etnias carchenses.

En El Ángel, donde se desarrolló la primera jornada, el grupo musical awá El Pailón alternó temas vernáculos. Los sonidos de la marimba, instrumento emblemático del noroccidental del Carchi, animó a los 800 espectadores que llegaron al parque Libertad.

Igualmente la Banda Mocha, de la comunidad afro de Caldera, fue la atracción por los instrumentos autóctonos que utiliza, como la hoja de naranja y pitos confeccionados con pencos de cabuya. Temas como María Chunchuna, la Samba maltona y Adela, entre otros, propios de la cuenca del río Mira, invitaron a bailar a los presentes.

En cambio, los representantes de los indígenas pasto escenificaron el Corpus Christi, de Chután Bajo. Se trata de una ceremonia que ha logrado posicionarse en la zona fronteriza colombo-ecuatoriana.

En el encuentro debutó el grupo Causay y la orquesta infanto juvenil Atahualpa. Ellos interpretaron los temas La Marujita, El Chinchinal, Soy del Carchi y Gota de sangre.

El musicólogo Juan Mullo cerró la jornada con un taller. Presentó la historia de la música carchense y las investigaciones realizadas en los territorios indígenas del noroccidente y afros de la cuenca del río Mira. Este encuentro intercultural de música fue el ganador del Fondo de Festivales 2014, que organiza el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador.

Según Rueda, eliminar fronteras significa romper esas barreras imaginarias que nos ponemos entre hermanos carchenses. “La idea es unir en un abrazo a todas las etnias y culturas de la provincia”.

Las próximas ediciones del festival se desarrollarán el 24 y 25 de octubre, en Bolívar, y el 14 y 15 de noviembre, en Mira. Este tipo de programas permite mostrar la cultura de los pueblos ancestrales del Carchi, comenta Manuel Taicus, expresidente de la Federación de Centros Awá.

Explica que los instrumentos musicales, como la marimba, el tambor, las maracas, el rondín y la dulzaina son producidos por los músicos. “Para la elaboración de la marimba se utilizan las cañas de chonta y de guadúa. El tambor es preparado con piel de culebra. Las dulzainas y el rondín son de maderas de la zona”.

A diferencia de los músicos urbanos, los grupos nativos no buscan fama sino una marca para sostener la identidad, asegura el escritor Jorge Cabezas, quien reconoce que se trata de la primera evidencia musical que permite a los mestizos conocer nuestro folclor.

Los awá ya han grabado un disco compacto. Una agrupación de seis intérpretes de la comunidad San Marcos registró un primer trabajo discográfico, que resume canciones que se entonan en las fiestas, matrimonios y funerales.

Horacio Taicuz, coordinador del grupo, comenta que para desarrollar el disco debieron salir a Tulcán. Ahí los artistas rurales debieron enfrentarse a micrófonos, consolas y parlantes, que son ajenos a los entornos donde habitan.

El sociólogo Ramiro Cabrera sostiene que los awá se opusieron a toda clase de invasión a su territorio por lo que huyó a lugares lejanos.“Huir les permitió conservar intacta parte de la identidad cultural, como la música y las tradiciones ancestrales. Estas han sido transferidas de generación en generación”.

Según Cabrera, la música es la compañera fiel de estos nativos, que en sus canciones expresan detalles de la vida cotidiana de la etnia asentada en la frontera ecuatoriano colombiana.

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