El incendio de Nayón del 9 de agosto fue uno de los eventos de mayor consideración en esta temporada, con dos bomberos heridos. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
A días de que concluya ‘formalmente’ la época seca, el balance de incendios forestales en el Distrito Metropolitano de Quito resulta positivo. En este año, las llamas no dejaron vastas extensiones de áreas verdes afectadas. Tampoco se reportaron tantas emergencias, víctimas mortales ni detenidos, en comparación con lo ocurrido el año anterior.
La extensión de áreas consumidas por el fuego, en este 2016, asciende a 121 hectáreas. Esta cifra es menor en relación a las 2 668 hectáreas que se quemaron en el 2015, según datos del Cuerpo de Bomberos del Distrito Metropolitano de Quito.
En este año no se han presentado eventos forestales de magnitud. Los casos más complejos ocurrieron en Nayón, La Pulida e Ingañaro. En estos sectores se consumieron aproximadamente 30 hectáreas de vegetación. Esta extensión no es representativa si se compara con el incendio de Puembo del 2015. Entonces, solo en ese sitio, se afectaron 730 hectáreas de bosque.
Los resultados obtenidos en la presente temporada seca responden, según Bomberos Quito, a tres factores: la “benevolencia” del clima, la difusión temprana de medidas de prevención y la tragedia que cobró la vida de tres bomberos en el 2015,informó Éber Arroyo, comandante de la institución.
La época veraniega de este año se caracterizó por tener temperaturas altas de menor intensidad y lluvias aisladas.
Por ejemplo, entre julio y lo que va de septiembre el termómetro alcanzó su punto más alto cuando registró 26,3 grados centígrados (°C). En el 2015, en cambio, se llegó a temperaturas máximas de hasta 27,2 °C y hubo déficit en las precipitaciones, según datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).
Debido a esta situación, en este año la vegetación no perdió del todo su humedad.
Otra de las áreas en las que se trabajó para prevenir posibles incendios en este 2016 fue la capacitación. Bomberos Quito empezaron con esta tarea de manera temprana, desde octubre del 2015. Se hizo énfasis en las zonas vulnerables: parques metropolitanos y la zona rural.
En estos lugares se capacitó al personal encargado del cuidado de los parques y a los moradores de las zonas cercanas a los bosques.
El fin fue sensibilizar a los ciudadanos, porque los humanos son los responsables del 99% de los incendios forestales. Y, a la vez, recibir oportunamente las alertas para combatir las llamas.
A partir de mayo, los moradores y dirigentes de la parroquia Tumbaco recibieron charlas de sensibilización. Ellos conocían de cerca los efectos negativos que causa el fuego. En años anteriores colaboraron con bomberos para sofocar las llamas y evitar que estas afecten a sus propiedades, recordó Lorena Brito, presidenta de la Junta Parroquial de Tumbaco. “Este año solo hubo un incendio forestal cerca del Ilaló. Creo que la prevención dio resultados”.
La experiencia negativa que dejó el incendio forestal de Puembo en el 2015, hizo también efecto. El año anterior la ciudad estuvo de luto, por la muerte de los cadetes Jonathan Nasimba, de 19 años; Jonathan Dionicio, de 20; y el bombero Marco Bastidas, de 29. Por este caso, incluso, hay un proceso legal en marcha. Actualmente, se encuentra en instrucción fiscal.
Para Carolina Jijón, directora del Jardín Botánico, este hecho generó conciencia social. La mencionada tragedia evidenció que el fuego no solo afecta a la fauna y flora de la ciudad. Los seres humanos y sus bienes materiales están también en riesgo. Además, los responsables de atentar contra las áreas verdes están expuestos a sanciones legales.
En el 2015, hubo 20 personas detenidas por provocar supuestamente incendios forestales, ocho de estas fueron sancionados. En estos casos, el Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece prisión de uno a tres años a quienes provoquen, directa o indirectamente, un incendio forestal. Mientras que para quienes realicen quemas agrícolas o de basura a cielo abierto y causen incendios forestales la pena será de tres a seis meses.
En contexto
La extensión de áreas verdes afectada por los incendios forestales en este 2016 es menor a la registrada en los últimos cuatro años. Los veranos más complejos han sido los del 2012 y 2015. En el último hubo tres fallecidos.