La estadounidense Ina May Gaskin, de 78 años, ha atendido más de 3 000 partos. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Cuando Ina May Gaskin dio a luz a su primer hijo, en 1965, quedó marcada de por vida. Los médicos la ataron, de pies y manos, a la camilla. Al ser una madre primeriza, le anunciaron que debían extraer la cabeza del bebé con un fórceps.
También le dieron una medicación que la dejó somnolienta. Luego de dar a luz, Ina preguntó a los doctores: ¿en verdad es este mi hijo?
Esa experiencia traumática hizo que Ina retomara las tradiciones de su Iowa natal, en Estados Unidos. En su pueblo, las mujeres mayores ayudaban en las labores de parto, en un entorno familiar, sin presiones.
Después de escuchar los testimonios de madres que alumbraron sin complicaciones, Ina decidió convertirse en partera. Ella empezó a configurar un modelo de atención basado en la confianza, y no el miedo.
Para compartir sus experiencias, Ina aterrizó en Quito y dio un taller para doulas, parteras y madres. Al evento acudieron más de 100 personas.
Patricia Muñoz escuchó con atención la conferencia. Ella es doula desde hace 15 años. Se encarga de dar apoyo físico y emocional a las madres, antes, durante y después del parto.
Actualmente, lidera la organización Doulas Vertiente de Amor y Vida, que agrupa a 10 mujeres que cumplen ese rol.
En su discurso, Ina May comentó que la mujer prefiere dar a luz en posición vertical, con la espalda recta y no acostada. Esto permite, según ella, tener una mejor respiración.
La extranjera aseguró que a la mayoría de madres le gusta tener compañía en el parto.
La denominada “partera más famosa del mundo” subrayó la importancia de permitir que las madres puedan comer, beber, incluso reírse o cantar durante el alumbramiento. La idea es generar un ambiente de relajación, que permita al cuerpo seguir su fisiología.
Ina insiste en que muchas mujeres son tratadas de forma despectiva en los hospitales y no se respetan sus derechos. Eso complica su labor de parto.
Entonces, al no conseguir la dilatación adecuada para un parto normal, los médicos aplican una cesárea, que ella considera una cirugía innecesaria.
En Ecuador, la prevalencia de partos normales sobre las cesáreas es estrecha: de 56% a 44% en el 2017. Y hasta marzo del 2018: 47% frente a 53%.
Es por eso que organizaciones de la sociedad civil se agruparon para promover políticas públicas que garanticen el acceso al parto respetuoso. Ese es el caso de Maternidad en Red y El Parto es Nuestro.
El objetivo es institucionalizar los alumbramientos respetuosos, sin violencia gíneco- obstétrica, como dice la nueva Ley para Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Además, se busca revalorizar la labor que históricamente han cumplido las parteras. Hay planes de abrir escuelas especializadas.
En el Legislativo, dentro del Código Orgánico de Salud se habla del parto humanizado.
En lo público, ya se han dado algunos avances. Desde el Ministerio de Salud (MSP) se implementó el parto en libre posición en los centros de atención y hospitales de primer nivel, es decir, no para casos de riesgo. Además, se dio paso al acompañamiento a las madres en el alumbramiento y al acceso a un plan integral de parto.
Así lo indicó María Durán, directora de Promoción de Salud en esa Cartera de Estado.
Además, hace dos años entró en vigencia el Manual de Articulación con Parteras, que participan como agentes comunitarias. El documento resalta la labor de estas mujeres y facilita un intercambio de saberes. Por eso se promueven capacitaciones en salud.
El Distrito Metropolitano de Quito ya está implementado el parto humanizado intercultural, en las seis maternidades de corta estancia del MSP. También se trabaja en la habilitación del servicio en el Hospital Docente de Calderón. En la capital hay 55 parteras reconocidas por la Cartera y legitimadas por sus comunidades .
Carmen Siavichay, de 36 años, sintió de niña un llamado para ayudar a las madres embarazadas. Para aprender el oficio viajó a México, donde se formó como partera.
Las mujeres -anota- han olvidado que el alumbramiento es un evento natural. “Las madres creen que su cuerpo no soportará un parto normal”.
Cristina Arcos es ginecóloga del Hospital Vozandes. Ella sabe que el parto respetuoso marca el desarrollo emocional entre madre e hijo. De ahí la importancia de acoger sus deseos y permitirle elegir la forma en la que dará a luz.
El Fondo de Población de Naciones Unidas apoya la implementación del parto libre, en la frontera norte. El propósito es que las mujeres gestantes estén en espacios no violentados, donde se respeten sus prácticas culturales, según Marcia Narváez, su vocera.
Ina May, en su charla, hizo un llamado a la valentía. La mujer, de 78 años, dijo que el miedo es el peor enemigo en el parto.