El Gobierno analiza ajustar los impuestos a las bebidas azucaradas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Los impuestos a las bebidas azucaradas, que el Gobierno impulsa a través de una nueva reforma tributaria, ya se aplican en ocho países de la región y Europa.
El presidente Rafael Correa anunció el 18 de marzo que enviará una reforma para gravar, entre otros, a un grupo de bebidas azucaradas. La medida, dijo, busca hacer frente a la caída de ingresos fiscales y, además, modificar los hábitos de consumo de la población por un tema de salud. Dicho proyecto llego ayer a las 21:47 a la Asamblea Nacional. Hoy (31 de marzo del 2016) será distribuido a los legisladores por la secretaría general.
Con esta reforma se pretende recaudar USD 300 millones al año.
Aunque no se conoce a qué bebidas con azúcar se gravará, Correa adelantó que no será a todas las bebidas azucaradas.
En el país los únicos productos con azúcar añadida que están gravados son las gaseosas. Estas bebidas pagan el impuesto a los consumos especiales (ICE), tributo que se triplicó en los últimos nueve años, al pasar de USD 16 millones a 59 millones entre el 2007 y el 2015.
En los países donde se aplica impuestos a los productos con azúcar todavía se debate la efectividad de estas medidas, las cuales buscan reducir los índices de obesidad y mejorar la salud de sus ciudadanos.
En México, que en el 2014 se convirtió en el primer mercado grande de gaseosas en aplicar una tasa a estos productos, aún se debate sobre su eficacia al punto que actualmente se analiza reducir el impuesto.
Francia e Italia también introdujeron tasas a bebidas con azúcar añadida. Los tributos fueron justificados por las autoridades como una forma de combatir el sobrepeso, pero críticos han señalado que no vinieron acompañadas de medidas preventivas.
Hasta ahora cuatro ciudades de EE.UU., han introducido tributos a gaseosas. Un estudio de Tax Foundation de diciembre pasado, cuestiona la efectividad de estas medidas. El informe anota que si los impuestos a la soda no están destinados a cambiar los patrones de consumo, con políticas adicionales, “simplemente representan un impuesto punitivo que tiende a impactar más a los menos favorecidos socioeconómicamente”.
Según Tax Foundation, los resultados de los estudios sobre los efectos de los impuestos a los refrescos son contradictorios; sin embargo, dejan claro que la reducción del consumo es modesta y, además, que en algunos casos el consumidor compensa este producto por otros que son altos en calorías, pero más baratos.
En países como Chile y Reino Unido los tributos a las bebidas con azúcar no llegaron solas sino que estuvieron acompañadas de incentivos para bajar el consumo.
Chile incrementó en el 2014 los impuestos a los vinos, cervezas y bebidas con azúcar. Pero, paralelamente, redujo impuestos para productores de bebidas sin azúcar, cuenta el asesor tributario Carlos Licto.
Eso significó, anota el experto, una oportunidad para la industria y el consumidor.
Carlos Calero, director de la firma El Asesor Contable, considera que el dinero de un impuestos a estos productos debería destinarse a educar sobre hábitos de consumo saludable o al deporte, como lo ha planteado Reino Unido.
Ese país aplicará un impuesto a las bebidas azucaradas y destinará lo recaudado a financiar actividades deportivas en los colegios. La medida se aplicará a partir del 2018 para dar tiempo a la industria a fin de que cambie sus fórmulas.
Carlos Licto concuerda en que un eventual tributo en el Ecuador también debe ser preventivo y progresivo.
EE.UU.
El impuesto a la soda ha generado controversia en ciudades en EE.UU. Este esfuerzo fue encabezado por el exalcalde de Nueva York que impulsó la prohibición de la venta de refrescos de tamaño extragrande (más de medio litro) en establecimientos públicos, una propuesta que recibió el rechazo de la industria y de los propios neoyorquinos. Ciudades como Berkeley, Arkansas, Tennessee, Virginia y West Virginia gravan con impuestos a las gaseosas. La tasa en esas ciudades estadounidenses va de USD 0,04 a 0,68 por cada botella de dos litros de soda. Iniciativas para gravar con un centavo por onza de gaseosa no han progresado en ciudades como San Francisco y Chicago, según datos de Tax Foudation.
México
En México, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) fija que se deberá pagar un peso (USD 0,06) por litro de bebidas azucaradas y un 8% de impuestos sobre bocadillos altos en calorías en un esfuerzo por combatir la obesidad y la diabetes en adultos y niños. El analista económico en México, Miguel Pallares, explicó al El Comercio que se ha visto una reducción menor al 10% en los volúmenes de consumo de refresco en México. El experto comenta que diferentes instancias, como la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas, alegan la necesidad de una política integral para reducir la obesidad. Luego de dos años de este tributo vigente, evalúa que las cifras no muestran una solución definitiva “antiobesidad”.
Chile
La reforma tributaria vigente en Chile desde el 2014 establece un alza de los impuestos a las bebidas azucaradas (del 13 al 18%) y una disminución en el valor a las bebidas no azucaradas (del 13 al 10%). Esta norma fue parte de la campaña constante y preventiva de educación y salud pública. La normativa busca no caer en un impuesto regresivo, sino motivar a los chilenos a consumir bebidas naturales. Además se incentiva a otros nichos, con la reducción de impuesto para jugos naturales, a elaborar nuevas fórmulas de productos, sin contraer la economía de la industria. Andrés Musalem, analista de Euromonitor en Chile, dijo a El Comercio que Chile es un ejemplo en el establecimiento de impuestos para el seguimiento de programas de salud pública. “Abre una oportunidad a la industria, economía y consumidores”.
Reino Unido
Reino Unido ha puesto nuevamente en debate el consumo de bebidas azucaradas en Europa. El país anunció que aplicará un impuesto a este tipo de productos a partir del 2018 para dar tiempo a la industria de ajustar sus fórmulas. Las autoridades han defendido que buscan crear una cultura nutricional en ese país. El tributo anunciado por ese país busca erradicar la tasa de sobrepeso que estaba por encima del 20%. La medida se rige para las bebidas con más de cinco gramos de azúcar por cada 100 mililitros. Con el monto recaudado por este impuesto el Gobierno británico pretende duplicar el presupuesto que actualmente destina al deporte en las escuelas y colegios. El impuesto no se aplicará a los zumos naturales de fruta ni a las bebidas con base de leche, según un reporte de la BBC.
En contexto
El Ejecutivo plantea una nueva reforma tributaria que incrementará el impuesto a un grupo de bebidas azucaradas, alcohólicas y cigarrillos. El paquete de reformas incluirá cambios para reducir las asignaciones a los municipios y prefecturas.