Jorge Merino, de la Estación Experimental Santa Catalina y responsable del proyecto, revisa las plantas de cáñamo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En plena ruta de los volcanes, 30 minutos al oriente de Quito, se cultivan 140 plantas de cannabis, que son parte del primer análisis de valoración que realiza el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), con semillas importadas desde Oregon (Estados Unidos) por una empresa privada.
A mediados del 2021, entre julio y agosto, la investigación arrojará los primeros resultados sobre el desarrollo legal del cáñamo en el país, con miras a su producción.
Se conocerán las condiciones climáticas y geográficas más aptas, así como los contenidos de THC y CBD. El Código Orgánico Integral Penal permite un nivel de THC menor al 1% en peso seco.
Las 140 plantas son de la misma cepa: Cherry Oregon Hemp. Están sembradas en un pequeño vivero, dentro del Invernadero Automatizado de Producción de Semilla Básica de Papa del Iniap, en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de las Fuerzas Armadas, en el barrio San Fernando de Sangolquí.
La siembra se inició en septiembre de este año, narró Verónica Andrade, responsable del invernadero. Conforme se avanza al galpón del cultivo, el aroma a cannabis en el ambiente se intensificaba. Los cogollos son fertilizados mediante un sistema automatizado de riego, con agua desinfectada.
El investigador Jorge Merino, de la Estación Experimental Santa Catalina y responsable del proyecto, describe que el cannabis está próximo a ser cosechado y pasará a la fase de secado en oscuridad.
Después se analizará en el laboratorio con un cromatógrafo de masas, que separa los componentes y los cuantifica. En un día, el equipo puede arrojar resultados de hasta 100 muestras, añadió el técnico Vladimir Ortiz.
El contrato del Iniap con la empresa privada, que arrancó en septiembre, dispone efectuar dos ciclos de cultivo y análisis -actualmente se ejecuta el primero-. El objetivo es comparar los resultados de cada lote. Los ensayos se efectúan en tres zonas diferentes: dos en Imbabura y una en Sangolquí. Una de las plantaciones en Imbabura es a campo abierto, a 2 900 metros de altitud.
“En condiciones de campo abierto la planta se quedó más pequeña que en el invernadero, aunque sus cogollos son más gruesos. En el invernadero, la planta tiende a desarrollarse mejor”, relata Merino.
Los científicos observan con optimismo el avance de las pruebas. Duther López, analista de la Dirección de Investigaciones, comentó que la validación del Iniap protege a los productores de que les vendan semilla que no se adapte en el país. Y refirió que, según la norma vigente, las semillas importadas deben pasar por la evaluación del instituto antes de ser vendidas en el país.
Para el proceso productivo del cáñamo se requieren inversiones en infraestructura, insumos y adecuaciones del suelo. La instalación de un cultivo a cielo abierto podría llegar a costar USD 50 000 por hectárea; en invernaderos ascendería a USD 200 000, dijo Klaus Graetzer, titular de la Escuela de Floricultura de Expoflores.
Al ser una novedad en el país existen algunas desventajas, como la falta de genéticas estabilizadas y el desconocimiento por parte de los agricultores. No obstante, una vez desarrollada la industria se podría llegar a producir hasta cuatro veces en el año, anotó Graetzer.
Entre las zonas idóneas para sembrar identificadas hasta ahora por el Ministerio de Agricultura (MAG) están sitios de la Sierra y la Costa, por las condiciones climáticas.
Para la producción de la flor, los sitios altos son los más aptos, tomando como referencia a Tabacundo y Cayambe (zonas florícolas). Para plantas con el fin de elaborar fibra convienen más los terrenos de la Costa, por clima y extensión. Dos zonas de interés son Yaguachi y Milagro.
Telas, chocolates, cremas, cosméticos y más productos se elaboran del cáñamo. Se estima que en 2022 la industria local fabrique productos y exporte, dijo Felipe Samaniego, quien lidera la Asociación Ecuatoriana de Industrias del Cannabis. Las florícolas muestran más interés, ya que pueden aprovechar la capacidad instalada de sus invernaderos.
Las tarifas para adquirir las licencias para desarrollar la industria se aprobaron. El MAG ahora implementa los trámites (que deben ser aún validados) para el ingreso de carpetas de