Redacción Guayaquil
Los pétalos de vidrio multicolores adornan la entrada. El sol de la tarde tiñe de amarillo, azul y violeta el pórtico principal tallado en madera. El gran rosetón es el ícono de la iglesia San José, en las calles Eloy Alfaro y Manabí, centro de Guayaquil.
Ese es el sello de las basílicas romanas que construyó la fe, justo frente al congestionado sector de la Bahía.
El arquitecto Antonio Plaza, director de la obra de restauración, explica que algunas piezas fueron reemplazadas y otras pasaron por un minucioso proceso de pulido.
Junto al rosetón reposa una cruz de madera custodiada por ángeles de mármol. Encima del pórtico, una virgen de mármol observa a quienes oran en las bancas.
Como complemento, una hilera de rosetones menores adorna la nave central del templo, levantado en 1907. Estos también fueron recuperados. Su forma de flor es un elemento de la arquitectura Romance, derivada del Bizantino. Pero con el tiempo serán reemplazados por imágenes de santos, según detalla Wilfrido Matamoros, gerente de la Fundación Siglo XXI, contratista del proyecto.
Los murales pintados al fresco arropan el tumbado. El cielo raso fue uno de los elementos que revivió. Los tonos opacos dieron paso a vistosas cenefas, coronadas con rosas y trazos celestes que simulan nubes.
Su colorido crea armonía con las pinceladas que adornan la cúpula central. Los trazos amarillos se hacen más intensos con la luz que ingresa por las claraboyas. En los costados reposan frases en latín, empotradas en los pilares cercanos al altar mayor. Esa es la firma del credo jesuita, según el párroco José Barriga.
Una cuadrícula blanca y negra forma la base del altar. La recuperación del piso fue una de las tareas más difíciles. “Son baldosas españolas antiquísimas que tuvieron que ser pulidas, incluso algunas cambiadas”, cuenta Matamoros. Parte de la cerámica es nueva, especialmente la que forma el centro del sagrario.
Como un toque de modernidad, el equipo de restauradores colocó tenues luminarias. Las luces dibujan sombras sobre los pilares, formando cruces alargadas. En el sitio también se instaló un sistema de seguridad.