Enzo Tavano, misionero comboniano y párroco de San Gabriel de Los Chillos
Redacción Mundo
Frente al caso del obispo Macedo, del grupo Pare de Sufrir en Brasil, quien se apropió de diezmos y ofrendas de los fieles de la llamada Iglesia Universal, ¿qué piensa la Iglesia Católica de las ofrendas de los fieles?
Primera de Corintios IX, 13 dice: “¿No sabéis que los ministros del templo viven del templo? ¿Que los que sirven al altar, del altar participan?”. La obligación de los feligreses es la de colaborar con su iglesia (congregación), dando al sacerdote la posibilidad de ejercer su ministerio pastoral.
¿De dónde nace la institución religiosa del diezmo?
Del antiguo Israel. Leamos el Antiguo Testamento. Levítico XXVII, 30: “La décima parte de lo que produce la tierra –tanto los campos sembrados como los árboles frutales– pertenece al Señor: es una cosa consagrada al Señor”. Deuteronomio XIV, 22: “Cada año deberás separar la décima parte de todo lo que hayan producido tus sembrados”. ¿Y quién recibía? Números XVIII, 21: “ Yo doy como herencia a los levitas todos los diezmos de Israel, a cambio de los servicios que prestan en la Carpa del Encuentro”. Los levitas eran los asistentes de los sacerdotes, quienes eran a la vez los descendientes directos del sacerdote Aarón, hermano de Moisés. Cuando ya ese construyó el templo en Jerusalén, los diezmos y las ofrendas se guardaban allí. Esto lo confirma Segunda de Crónicas XXXI, 11.
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Estudió Teología en Verona y Lingüística en Oxford. Ha trabajado en Uganda (15 años), México (10 años), Ecuador (20 años) y en otros países.
Su punto de vista. La institución del diezmo es correcta. Usarlo para provecho personal y querer imponerlo a los pobres es lo incorrecto.¿Cómo funciona esta institución, dentro de la Iglesia Católica, en los países ricos?
De manera más organizada y más constante. Por ejemplo, en todas las iglesias católicas de Gran Bretaña suelen hacerse dos colectas: la del ofertorio, para la iglesia, como la que conocemos aquí, y la segunda, al final de la misa, para obras sociales. Aparte de eso, a fin de mes los fieles dan el diezmo, la décima parte de sus ingresos. Aunque no creo que todos lo hagan, la mayor parte sí cumple. No hay ninguna imposición, por supuesto.
¿En los países pobres la Iglesia también es pobre?
En la Iglesia de hoy ya no se ve pobreza, casi en ningún lado. Mientras hay gente pobre en todas partes, no se ve esto entre los clérigos. Lo que es realmente escandaloso es que, a veces, conviven en el mismo lugar la extrema pobreza con grandes riquezas de ciertos elementos eclesiásticos y eso está mal. Eso contradice el mensaje fundamental de la Biblia: el amor al prójimo.
¿Debe exigirse a los más pobres el pago del diezmo?
La Iglesia no debe exigir nada, las ofrendas deben ser voluntarias y de acuerdo con las posibilidades de cada uno. Peor imponer a los pobres. ¿No se dice que la Iglesia es nuestra madre misericordiosa? Las iglesias más bien deberían dar a los más necesitados. ¿Acaso no leen los Evangelios? ¿No saben qué dijo Jesús?
Usted reitera el caso de la Iglesia Católica, reconociendo que nadie está libre de culpa. Pero, volviendo al caso específico del escándalo en el Brasil, de un líder religioso que explota a los pobres con la religión para gastar en lujos e incrementar su fortuna personal, ¿cómo cataloga ese acto, venga de la Iglesia que venga?
Es un pecado contra el Espíritu. Va contra las enseñanzas fundamentales de Jesús, contra la pobreza evangélica. No se olvide que Dios mismo reclamará a estas personas. En Malaquías III, 8 se lee: “¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me defraudan a mí! Ustedes dicen: ¿En qué te hemos defraudado? En el diezmo y en los tributos”. No solo es un reclamo para los ricos que no dan, sino una advertencia para los que están robando el doble: a los pobres y a Dios. Él les dará su justo pago.
¿Existen, según usted sugiere, casos de corrupción, de ambiciones desmedidas, en la Iglesia Católica?
También dentro de nuestra Iglesia Católica hay casos de corrupción, hay ambiciones desmedidas. En los altos niveles, en el Vaticano y hasta en algunas iglesias pequeñas de todo el mundo, se dan casos similares. La debilidad humana, la flaqueza ha dejado su huella. Pero, en compensación, no hay que olvidar que la Iglesia también ha dado los más grandes santos en la historia. Ese contraste renueva la fe, pero no por eso debemos dejar de denunciar lo que está mal.
¿En el Ecuador también se dan estos casos de abuso?
Yo los he denunciado desde el púlpito, cada domingo. En los santuarios, por ejemplo, la tentación es muy grande y se cometen abusos. En El Quinche venden, a veces, artículos religiosos durante la misa. Eso es escandaloso y se vuelve un motivo más para que haya quienes maldigan nuestra fe, por culpa de malos católicos. Una iglesia cercana cobra exageradamente por oficiar ceremonias religiosas. Otro motivo para que hablen mal de los curas, generalizando incorrectamente.
¿Por qué hay personas católicas que dejan sus iglesias familiares y se van a iglesias de otras denominaciones?
Porque, en ocasiones, en esas otras iglesias encuentran gente que practica lo que predica, en mejor forma que los líderes católicos. Y también ocurre otro fenómeno. Al recién llegado lo reciben bien, lo hacen sentirse identificado con una comunidad. Nosotros no siempre le damos la bienvenida al hermano pobre, que se sienta a nuestro lado.