La Semana Santa quiteña, inspirada en la de la ciudad española de Sevilla, es una de las tradiciones más arraigadas del país y que más turistas atrae en esta época del año. Foto: Archivo EL COMERCIO
La Iglesia ecuatoriana estudiará la celebración de los actos religiosos y procesiones de Semana Santa de acuerdo a la evolución del coronavirus en el país, a la vez que ha ordenado medidas de excepción como la retirada del agua bendita de la entrada de los centros de culto.
“En los próximos días, conforme al desarrollo de la emergencia sanitaria, se tomarán las medidas necesarias sobre las celebraciones de la Semana Santa”, indica una carta abierta de la Arquidiócesis de Quito, tras sugerir varios mandatarios políticos que se cancelen o se realicen vía internet.
En su misiva de tres páginas, el arzobispo de Quito y primado de Ecuador, monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, hace toda una serie de recomendaciones a sus feligreses y personal religioso para que “acojan y acaten” las medidas adoptadas por el Ministerio de Salud y del Gobierno Nacional, que el miércoles decretaron la emergencia sanitaria como prevención al coronavirus.
Entre ellas están las de eximir a los “hermanos con mayor vulnerabilidad” de asistir a los templos y rezos, la de pedir que no se toquen las imágenes religiosas por ser “un posible medio de contagio“, la de limitar el tiempo de la Eucaristía a 30-40 minutos, y la de congregarse en espacios “suficientemente ventilados”.
Una serie de disposiciones “obligatorias” que buscan respetar las recomendaciones de las autoridades frente a la propagación del virus, pero a la vez salvaguardar el derecho de los creyentes a acudir a los centros de oración.
Medidas parecidas han adoptado las comunidades evangélicas de Ecuador y también la Comunidad judía, que han restringido sus actos para mantenerlos por debajo de las 250 personas requeridas por las autoridades.
Monseñor Espinoza también ha pedido que se elimine “obligatoriamente el agua bendita en las puertas de los templos y otros lugares” y que se dispense asistencia a los enfermos bajo las medidas de seguridad practicadas por personal médico, entre sus muchas disposiciones.
El jueves, la ministra de Gobierno, María Paula Romo, así como el alcalde de Quito, Jorge Yunda, pidieron en sendas conferencias de prensa a la Conferencia Episcopal Ecuatoriana que reconsideren los actos religiosos que requieren aglomeración de personas, y entre ellos lo de la Semana Santa.
La Semana Santa quiteña, inspirada en la de la ciudad española de Sevilla, es una de las tradiciones más arraigadas del país y que más turistas atrae en esta época del año.
Entre su peculiaridades está la de que es la única en el mundo que aún celebra el Arrastre de Caudas, una tradición de cuatro siglos en Quito que data de tiempos del Imperio Romano, en la que el ejército rendía homenaje a un general caído en batalla, en este caso Cristo.