Las deudas a las clínicas privadas es uno de los problemas financieros que tiene el Instituto de Seguridad Social (IESS). Mario Faustos / EL COMERCIO
Los ingresos del Fondo de Salud del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) no son suficientes para cubrir todos los gastos de la atención médica de afiliados y jubilados.
El IESS recibe unos USD 1 500 millones anuales por aportes para salud, pero los gastos por este concepto bordean los USD
2 100 millones.
Faltan recursos y la causa está en, al menos, tres factores.
El Gobierno habla de uno solo, pero los analistas creen que hay más y están relacionados con la incorporación de beneficiarios sin estudios técnicos o sin financiamiento.
El presidente del Consejo Directivo del IESS, Richard Espinosa, dijo el lunes pasado que la causa de la “grave situación financiera” por la que atraviesa el Fondo de Salud está en el aumento, por falta de infraestructura, de las derivaciones médicas a clínicas privadas.
Para afrontar este problema propone bajar los recursos que recibe el Fondo de Pensiones y subir los de Salud para levantar nueva infraestructura hospitalaria, bajar el gasto en clínicas privadas y así hacer sostenible a futuro el seguro de salud.
Pero para el exdirector del IESS, Joaquín Viteri, las causas de fondo de la crisis son otras. La primera y fundamental es que el IESS está obligado, por Ley, a brindar atención médica a jubilados y personas con enfermedades catastróficas con cargo al aporte del Estado, pero “el Estado no paga y se ha generado una deuda millonaria”.
Para Viteri, esos valores deben cobrarse para solucionar la crisis en el área de salud.
Espinosa dijo el lunes que esta “supuesta deuda” no se puede cobrar porque “ni siquiera hay reportes de las atenciones. Eso no existe y lo hemos dicho en innumerables ocasiones”.
De hecho, el 9 de julio pasado, el director del IESS, Camilo Torres, remitió a la Contraloría un informe elaborado por una comisión integrada por un delegado del IESS y otro de Finanzas, cuya conclusión dice: “No existe deuda u obligación que se haga exigible por la falta o vigencia de un Reglamento a la Ley de Seguridad Social”, según el oficio.
Para el jurista Marco Proaño Maya, es una “barbaridad” que el propio IESS desconozca una “obligación legal” y calificó a esa decisión como “ilegal y arbitraria”. Explica que la obligación está establecida en el literal del artículo 10 de la Ley de Seguridad Social.
Esa norma fija que los jubilados recibirán atención de salud del IESS en las mismas condiciones que los afiliados activos con cargo a la contribución financiera y obligatoria del Estado y añade que -sin perjuicio de que el Estado pague- el jubilado recibirá el beneficio.
“No puede un reglamento o la falta de este estar por sobre el mandato de una Ley, por el principio de jerarquización de las leyes. Un funcionario subalterno no puede representar al IESS y darle una bofetada a los afiliados”, anota.
La extensión, vía reforma legal, de los servicios de salud a los hijos menores de 18 años de los afiliados también abona al problema, según expertos. Antes, el IESS solo cubría a los hijos de hasta seis años.“El Gobierno debía ampliar la cobertura, pero también financiarlo; o bien el IESS debía haber subido el aporte”, dice Viteri.
Espinosa minimizó este tema y dijo que este rubro solo representa unos USD 200 millones de todos los gastos anuales en atenciones médicas.
Para el expresidente del Consejo del IESS, Ramiro González, el principal problema es la atención gratuita a los jubilados porque el Estado no paga. “Las deudas del Estado han ido desfinanciando al fondo”.
González dijo que uno de los argumentos del Ejecutivo para no pagar es que no había factura, pero asegura que en su administración todo se facturaba y se enviaba a Finanzas.
Hasta junio pasado el IESS daba una cobertura de salud a 7,7 millones de ecuatorianos, casi la mitad de la población del país, según Felipe Pezo, vocal de los empleadores al Consejo del IESS. Pero solo 3,5 millones paga por esa cobertura.
Proaño cree que el problema de salud no se soluciona con la construcción de más hospitales sino priorizando la prevención y la atención de primer nivel (centros de salud que atienden enfermedades de bajo impacto).