Uno de los carteles que exhortan a los inmigrantes a “no robar los empleos de los húngaros”. Foto: AFP
El gobierno conservador húngaro acentuó su retórica antiinmigración, como lo ilustran los carteles que piden a los extranjeros que no “ roben el trabajo de los húngaros ” o una consulta popular que vincula inmigración y terrorismo.
En 2014, entraron 43.000 refugiados a Hungría frente a los 2.000 de 2012, lo que convirtió el país en el segundo de la Unión Europea (UE) que más refugiados acoge respecto a su población, por detrás de Suecia.
Los demandantes de asilo, que llegan desde Kosovo, Siria, Afganistán o Irak, intentan, en muchos casos, continuar su viaje hacia la vecina Austria o Alemania, por lo que la proporción de extranjeros sigue siendo baja en Hungría, alrededor del 1,5%.
Según un sondeo del instituto Tarki en abril, la xenofobia alcanzó, sin embargo, su nivel más alto en los últimos 14 años, y el partido de extrema derecha Jobbik pisa los talones del Fidesz de Viktor Orban.
El primer ministro húngaro, que se presenta como defensor de “la civilización europea”, envió un correo a los ocho millones de electores húngaros con preguntas que la UE tildó de “malintencionadas y falsas”.
La agencia de la ONU para los refugiados también dijo estar “ disgustada ” por esa consulta.
Inmigración y terrorismo
Una de las preguntas reza: “Algunas personas piensan que la mala gestión de las cuestiones de inmigración por Bruselas y la propagación del terrorismo están vinculadas. ¿Está de acuerdo?” . Dos de las tres respuestas posibles equivalen a decir sí.
En los últimos días, se han pegados carteles en las calles de Budapest con mensajes como: “Si viene a Hungría, no puede robarle el trabajo a los húngaros” o “si viene a Hungría, debe respetar nuestra cultura” .
Unas 400.000 personas respondieron al cuestionario hasta ahora, según el portavoz del gobierno, Zoltan Kovacs.
“La consulta refleja el enfoque filosófico del problema por parte del gobierno”, dijo a la AFP . “Nunca negamos que se tratara de un cuestionario político. Evidentemente, su contenido es distinto de lo que desearían muchos en Bruselas”, dijo Kovacs.
Las polémicas con Bruselas han sido una constante del gobierno de Orban desde su llegada al poder en 2010. La Comisión y el Parlamento Europeo acusan a menudo a Hungría de llevar a cabo reformas -de la prensa, de la Constitución, de la justicia- contrarias a los valores de la UE.
El enfrentamiento más reciente se produjo en primavera, cuando Orban reclamó la apertura de un debate sobre la reintroducción de la pena de muerte.
Respecto a la inmigración, Hungría distinguía hasta ahora a los inmigrantes económicos y los refugiados políticos, aceptando a estos últimos.
Húngaros divididos
Pero el domingo, el Fidesz reveló que trabajaba en un proyecto de ley para prohibir a los refugiados que transitaron por países considerados como seguros, como Grecia o Serbia, que pidan un estatuto de refugiado político en Hungría.
En el centro de acogida de Bicske, a 40 kilómetros de Budapest, Mohamed espera una decisión sobre su estatuto.
Ese somalí dice que no entiende la relación entre terrorismo e inmigración en el cuestionario del gobierno. “Aquí la mayoría de la gente, incluido yo, huyen del terrorismo o la guerra civil en sus países”.
En la calle principal de la ciudad, un habitante, que quiere guardar el anonimato, está de acuerdo con la consulta. Según él, “muchos musulmanes” acuden a Hungría, “e incluso los moderados pueden ser influenciados por los extremistas”.
El debate es intenso en el país. El comité de Helsinki Hungría, una ONG de defensa de los derechos humanos, recomendó a los húngaros que devolvieran el sobre del cuestionario vacío, en señal de protesta.
Durante una manifestación en Budapest contra “la xenofobia financiada por fondos públicos”, los asistentes doblaron cientos de cuestionarios en forma de barco, un homenaje a los migrantes ahogados en los últimos meses en el Mediterráneo.