París, Reuters
El Hotel Lambert es una de las joyas arquitectónicas y urbanísticas de París. Tiene dos fachadas, una muy deteriorada, donde está la puerta principal, que da a la callejuela de Saint Louis y la otra, espléndida, una galería en forma de ábside sobre el río Sena, que domina la proa de la isla de San Luis.
El Hotel Lambert, uno de los más bellos palacetes de París, es una obra maestra, catalogada como monumento histórico de Francia desde 1862. Es, además, el único edificio del final del reinado de Luis XIII que sigue prácticamente intacto.
Así ha sido hasta ahora, porque la Comisión Nacional de Monumentos Históricos de Francia acaba de autorizar su restauración con condiciones.
La Comisión se ha pronunciado después de tres meses de polémica entre los defensores del patrimonio y los responsables del proyecto, encabezado, paradójicamente, por el arquitecto jefe de los Monumentos Históricos, Alain-Charles Perrot.
“Será una bella restauración con cuidados extraordinarios”, defiende Perrot frente a la alarma desatada en medios artísticos, pese a que el proyecto ha sido mejorado en muchos aspectos.
La ministra de Cultura, Christine Albanel, tendrá la última palabra. Ha sido eliminado un ascensor en una habitación techada con vigas antiguas. La comisión se opone a la construcción de cuartos de baño sobre la Galería de Hércules, decorada por Charles Le Brun, el pintor de la Sala de los Espejos del palacio de Versalles.