Un hotel hecho para ejecutivos

Redacción  Guayaquil

Los elementos naturales como la madera y  la piedra se plasman en cada espacio del nuevo hotel Courtyard by Marriott, en  Guayaquil.  

La decoración
La lámparas  del vestíbulo son rectangulares. Están adheridas a las paredes de piedra (espacato) con una franja de aluminio. Se utilizó vidrio texturado de forma artesanal.
En el restaurante  hay ventanales que simulan el paisaje del manglar. En esa área se colocó vidrio decorativo. 
Las habitaciones  tienen  tablas de planchar, base para iPods, reloj despertador, caja de seguridad, duchas masajeadoras y mesas de apoyo.
Los pisos  son de granito. Las habitaciones tienen entre 35 y 50 metros cuadrados.En el lobby (entrada), un mueble verde en forma circular divide el área de chequeo de los huéspedes con las salas de estar.
 
Hacia la derecha, hay varios ambientes decorados con madera, vidrio y aluminio. Muebles rectangulares y en forma de L simulan la sala de una casa.

Un  librero de madera complementa el área de descanso, pensada para aliviar   una jornada ejecutiva.  A este segmento  apunta este hotel  que   abrirá sus puertas hasta el 25 de este mes.

El Courtyard rompe el  concepto tradicional de un  hotel. Más allá del simple hospedaje ofrece  facilidades para cerrar o hablar de  negocios, desde las áreas comunes o  desde  las   habitaciones.

En la planta baja se instaló un ‘community table’. Una mesa rectangular y sillas tipo bar permiten a los ejecutivos instalar sus equipos tecnológicos. Conexiones eléctricas y de Internet instaladas facilitan el trabajo.
 
En las  habitaciones también hay conexiones para el tráfico de voz y datos. Esto permite incluso tener videoconferencias desde el propio cuarto del hotel.

Gabriel García, gerente general del hotel, dice que la idea es convertir al Courtyard en un gran centro de negocios. Un piso completo está  destinado a los salones de reunión. La iluminación es cálida. Sobre una estructura de cemento superpuesta se instalaron lámparas de aluminio y de vidrio. Llama la atención las luces verticales a lo largo del pasillo, en el quinto piso.
 
Fernando Ronquillo, gerente técnico, resalta que en las 144 habitaciones hay escritorios, plasmas y una minicafetería.

La cubierta de vidrio permite ver el entorno. Hacia   la avenida Francisco de Orellana, unas 30 habitaciones tienen la vista al sector empresarial y comercial  de Guayaquil. Hacia atrás, en cambio, el paisaje es  ecológico. El estero Salado y sus manglares se divisan sin esfuerzo.

El área se completa con un gimnasio con equipos modernos. El relax está asegurado.

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