El área de triaje respiratorio del hospital José Carrasco Arteaga del IESS de Cuenca también recibe a menos pacientes. Fotos: Lineida Castillo / EL COMERCIO
En los últimos cinco días, la ocupación en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales de Azuay y Cañar bajó a un 70%, luego de seis meses de permanecer en su límite o por encima de su capacidad normal; por esa razón envió a los pacientes a las casas de salud privadas.
Este martes 10 de noviembre del 2020 había 51 pacientes en estado crítico en la provincia de Azuay: 28 hospitalizados en el José Carrasco Arteaga y 21 en el Vicente Corral Moscoso, ambos de Cuenca; y los otros dos en los vecinos cantones de Gualaceo y Girón.
Mientras tanto, el hospital Homero Castañer de Azogues, en Cañar, acogía a cuatro pacientes críticos, según los datos de la Zonal 6 del Ministerio de Salud Pública. Entre los hospitales de las dos provincias hay 80 camas habilitadas para las UCI.
Según Julio Molina, coordinador de la Zonal 6 del Ministerio, lo mismo está ocurriendo en las clínicas privadas que reciben a pacientes críticos de covid-19. Él dice que este descenso progresivo se debe a que ahora son los jóvenes los que más se contagian.
Además, ellos acuden tempranamente a la atención médica. Pero aclaró que las cifras son relativas porque no han bajado los nuevos contagios y que en cualquier momento podría ocurrir un rebrote, como se registra en otras ciudades del país.
Por ejemplo, entre el viernes 6 y este martes 10 de noviembre se registraron 112 nuevos infectados de coronavirus y con ellos suman 10 900 casos en Azuay, durante la presente emergencia sanitaria que empezó en marzo. En Cañar se contabilizan 2 184.
Hay 43 hospitalizados estables en Azuay y dos en Cañar. Asimismo, los resultados de las últimas pruebas de seroprevalencia realizadas a 2 000 personas -de manera aleatoria en los barrios de Cuenca- determinaron que el 20,4% de los pacientes estaba o había pasado el virus.
Para Molina, si bien el último feriado no fue caótico, hay que esperar lo que ocurra después del 15 de noviembre, por las personas que pudieron haberse contagiado durante las aglomeraciones registradas en las fiestas sociales y familiares.
Para noviembre y diciembre se había anunciado un posible rebrote porque son los meses de más fiestas y celebraciones. Molina alertó que las reuniones familiares de más de 30 minutos son consideradas un espacio de peligro, porque se exponen más tiempo a un posible contagio.