“No disparen a nuestros niños” decía un cartel que levanta una madre de Hong Kong en contra de la Ley que aprobaba extradiciones hacia China. Foto: AFP
Hong Kong aguarda este domingo 16 de junio del 2019 una nueva manifestación masiva a pesar de la suspensión del proyecto de ley que autorizaba las extradiciones hacia China, iniciativa que desató una oleada de cólera y protestas severamente reprimidas.
Los organizadores de la manifestación esperan mantener la presión sobre la jefa del poder ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, quien el sábado anunció la suspensión del controvertido proyecto de ley.
Con ello, pretenden convencer a Lam a retirar el proyecto de forma definitiva. A largo plazo, esperan conseguir la renuncia de Lam pero que antes de dimitir presente excusas por la represión policial de los últimos días.
Jimmy Sham, del Frente Civil por los Derechos Humanos, comparó ese proyecto de ley a un “ cuchillo ” sobre Hong Kong.
“Casi llegó a nuestro corazón. Ahora el gobierno dice que no lo impulsará más, pero se niega a asumirlo”, dijo Sham a periodistas.
Este domingo al mediodía la manifestación debería ocurrir en un parque situado junto a la sede del Parlamento. Se trata del mismo recurrido de la marcha que hace una semana reunió una multitud que los organizadores estimaron en un millón de personas.
El miércoles, sin embargo, Hong Kong fue escenario de la más violenta represión desde el retorno de este territorio a China, en 1997.
Una manifestación de unas decenas de miles de personas fue dispersada por la policía con bombas de gas lacrimógeno y balas de goma.
La policía justificó la represión alegando actos de violencia por parte de manifestantes, pero la oposición afirma que se trató de una ínfima minoría en el conjunto de las protestas, que en su mayor parte fueron pacíficas.
Aunque las protestas fueron desatadas por el proyecto de ley sobre extradiciones, las manifestaciones expresan también un resentimiento de la población de Hong Kong contra Carrie Lam y sobre China.
“Mantener el impulso”
Las declaraciones de Lam, quien recientemente calificó a los manifestantes como “revoltosos”, no ayudaron.
“ Los grupos pro-democracia no van a detenerse allí. Desean aprovechar la dinámica contra Carrie Lam” , dijo a AFP el analista Willy Lam. “ Desean continuar con la presión y mantener el impulso”.
Nombrada al frente del poder ejecutivo local por una comisión formada en su mayoría por personas leales a China, Lam afirmó que la ley sobre extradiciones era necesaria para evitar que el centro financiero asiático se transforme en refugio para criminales.
Además, admitió que su administración había subestimado la oposición popular a la medida.
Para sus detractores, tal proyecto dejaría a la población a merced del sistema judicial de China continental, bajo fuerte influencia del Partido Comunista. En medios empresariales, temen que ello afecte la imagen internacional de Hong Kong como centro financiero.
La oposición del proyecto de ley reúne abogados, organizaciones jurídicas, líderes empresariales, cámaras de comercio, periodistas y diplomáticos occidentales.
En virtud del principio de “un país, dos sistemas”, la excolonia británica continúa disfrutando de libertades poco comunes en el resto del país, 22 años después de la restitución del territorio a China.
Pero en años recientes se multiplicaron los problemas, después de la desaparición de personas que posteriormente reaparecieron en China y a disposición de la justicia.
La suspensión, pero no la retirada definitiva, de este proyecto de ley es una rara concesión de parte del gobierno de Hong Kong.
Por su parte, China reaccionó de forma ambigua: “Sostenemos, respetamos y comprendemos esta decisión”, afirmó la cancillería china en un comunicado, donde mencionó la necesidad de “restaurar la calma” en el territorio.
Sin embargo, en un comunicado en separado, la agencia china encargada de las relaciones con Hong Kong reiteró que la ley sobre extradiciones era “necesaria y justificada”.
Si la manifestación de este domingo se desarrolla en calma, “debemos tener una tregua en los próximos meses”, dijo el analista político Dixon Sing, consultado por AFP . “Pero la desconfianza de que la ley retorne ante el Parlamento y termine por ser votada permanecerá por un tiempo”, añadió.