Olga Imbaquingo,
Corresponsal en Nueva York
El grupo de países que conforman el Alba irrumpió de lleno en el escenario geopolítico regional tras el golpe de estado en Honduras.
Su filosofía, según los analistas consultados por este Diario en Estados Unidos, es insostenible, pero seguirá dando que hablar sobre todo cuando medirá su fuerza y sus votos en las próximas elecciones para nombrar Secretario General de la OEA.
Con Washington, que todavía no tiene un norte definido sobre su política internacional en la región y con la OEA, cuyos miembros son más diversos y polarizados, nuevos actores emergen, uno de esos es el grupo del Alba, que posiblemente presionará por medidas más radicales y agresivas de no superarse la crisis en Honduras.
El gran ausente en los últimos acontecimientos ha sido Brasil, lo que hace pensar que quizá al presidente de ese país Luiz Inacio Lula da Silva, no le interesa un liderazgo hemisférico, sino más bien sudamericano.
La OEA, sin desestimarle sus buenos oficios en la crisis de Colombia y Ecuador, ahora está bajo una presión más intensa, más cuando a criterio de Mauricio Cárdenas, del Brookings Institutions, conforme avancen las conversaciones sobre Honduras, la unidad que mostraron todos los países en contra del golpe de estado se empezará a fracturar y probablemente saldrán dos grupos: uno más moderado y otro más radical, allí estará el Alba.
Por ahora todos los actores regionales saben que ya no es el viejo territorio donde solo está Washington, ahora está el Unasur, el Grupo de Río, el Alba…