En Bahía de Caráquez pierden su casa sismo tras sismo

Los terremotos de 1998 y 2016 y el último temblor dejaron sin nada a 600 familias. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.

Los terremotos de 1998 y 2016 y el último temblor dejaron sin nada a 600 familias. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.

Los terremotos de 1998 y 2016 y el último temblor dejaron sin nada a 600 familias. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO.

En Bahía de Caráquez, 600 familias fueron afectadas por los dos terremotos de los últimos 20 años. Y luego, a más de un año del terremoto del 16 de abril, 20 familias volvieron a sufrir con el sismo de 6 grados, que se produjo el domingo 3 de diciembre de 2017 en la ciudad manabita.

Carmen Carreño, de 66 años, vivió los tres sismos fuertes en su vivienda, ubicada en el barrio Santa Marianita, en la periferia de Bahía.

En el terremoto de 1998 perdió su primera casa: era de hormigón y de dos plantas, y le había costado 300 000 sucres.

Ella recuerda que cuando el terremoto empezó solo le dio tiempo para sacar a sus hijos. “La casa se desmoronó como si fuera una galleta”.

La manabita durmió durante cinco meses en una cancha de fútbol, ubicada frente a su casa, junto a otras 100 familias que quedaron damnificadas.

En el 2001 obtuvo un préstamo por USD 3 000 y solo pudo reconstruir la planta baja. Levantó nuevas paredes, un baño, la cocina y dos habitaciones sin puertas. Una década después colocó los armarios en la cocina, puertas y baldosas en el piso.

Pero el 16 de abril, el terremoto de 7.8 grados volvió a destruir su casa. “No estábamos adentro, pero desde afuera vimos cómo, otra vez, lo perdíamos todo”. Debieron regresar a la cancha y dormir ahí por 11 meses, hasta que unos voluntarios estadounidenses le construyeron un pequeña casa de madera.

Durante un año, Carreño ha vendido empanadas en el centro de Bahía para comprar los accesorios del baño y de la cocina. “Teníamos que pedirle a los vecinos el baño”. Solo pudo comprar el inodoro.

El domingo pasado se dañaron algunas cañas de las paredes y se filtró el agua. “Los terremotos han hecho que mis sueños siempre estén en pausa. Siento que solo he vivido para reconstruir mi casa”.

El alcalde de Sucre, Manuel Gilces, señaló que de las 3 000 familias que fueron afectadas en abril, 1 000 ya fueron reubicadas en dos proyectos habitacionales.

El Burgomaestre afirmó que hay 200 familias a las que aún no se les ha reconstruido sus viviendas, porque viven en zonas consideradas en riesgo y “la única opción es reubicarlas, pero ellos no quieren”.

Josefa Farías, de 60 años, es uno de esos casos. Ella lo ha perdido todo en los dos terremotos y en el sismo del domingo pasado. Ella y su familia viven desde hace más de un año y siete meses en una carpa, montada con plásticos y madera, afuera de su casa, en el barrio La Equitativa.

La vivienda de esa familia sufrió daños estructurales y tiene el sello de restricción para habitarla. Sin embargo, durante el día Farías prepara los alimentos en la cocina y utilizan el baño. Con el sismo del domingo, las paredes de la cocina se agrietaron y varias paredes del segundo piso se terminaron de caer.

La familia tiene la opción de demolerla. “Ya estamos viejos para empezar de nuevo. Con nuestro trabajo solo nos alcanza para comer”.

Carlos Bernal, secretario técnico del Comité para la Reconstrucción y Reactivación de Manabí y Esmeraldas, señaló que en Bahía se han reconstruido 1 684 casas en terreno propio y se han reparado otras 971. La inversión en vivienda es de USD 22,4 millones.

En el centro y en la zona turística de Bahía de Caráquez también se reconstruyen 11 edificios y tres más fueron demolidos. En total, el terremoto del 2016 afectó a 40 edificios.

De esos, dos también fueron gravemente afectados en el terremoto de 1998. Uno de esos es el Cabo Coral, que se construyó en 1990 y que funcionaba como un hotel. Este edificio no fue reparado y en el terremoto del 2016 se afectaron las bases estructurales. Esa construcción fue demolida este año y para el 2018 se construirán unas canchas deportivas.

El edificio Nautilus también fue afectado en 1998 y fue reparado por el constructor Ramón Beltrán. “El sismo de agosto de 1998 afectó más a los barrios periféricos que a los edificios, porque estos eran nuevos y el sismo fue de menor magnitud que el del 2016”.

Ahora, el constructor fue convocado nuevamente para planificar la reconstrucción. Los dueños de los departamentos llegaron a un acuerdo con el Municipio para frenar el proceso de demolición.

Beltrán explicó que se reforzarán las bases y se colocarán materiales antisísmicos.

Barbara García es propietaria de un departamento en ese edificio. Señaló que en el 2002 cada propietario gastó USD 20 000 en la reparación.

Ahora se analizan los costos de la reconstrucción. “Haré un préstamo y luego se venderá, porque solo vamos una vez al año y es difícil arrendarlo”.

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