Juan Bosco fue un campesino italiano que en su época sufrió por la falta de ayuda del Estado en la educación. Pensaba que este solo se dedicaba a reprimir y que no hacía nada por mejorar la instrucción de la gente, así que decidió hacer algo él mismo. Se convirtió en sacerdote y adquirió cierto nivel cultural. Tenía la idea que se podía crear buenos ciudadanos si se educaba a tiempo a las personas. Su lema era que nadie es irrecuperable.
“En 1994 se fundó la Universidad Politécnica Salesiana y sus filiales en Quito y Guayaquil”.Entonces, formó un grupo de chicos que tomaron como modelo la vida de San Francisco de Sales. Y pusieron en práctica la doctrina de que todas las personas tienen un fondo de bondad.
Poco a poco la obra de estas personas fue extendiéndose y se conoció en algunos lugares del mundo, también en el Ecuador. El presidente José María Plácido Caamaño los invitó al país para implementar carreras técnicas, cuya preparación era muy deficiente en la época. Entonces se hicieron cargo de los talleres de Artes y Oficios. Desembarcaron en Guayaquil y emplearon casi 3 semanas en llegar a Quito.
No había caminos, tuvieron que ir por los chaquiñanes y mientras avanzaban anotaban todo en sus registros y armaban mapas. Cuando llegaron, enviaron un mensaje por el telégrafo a TurÍn. Don Bosco estaba muriendo a los 73 años, esa fue la última noticia que recibió antes de dejar este mundo.
Su obra continuó en el Ecuador y se extendió hasta Cuenca. Allá llegaron el 14 de marzo de 1893. Su primera residencia fue una vieja fábrica de tejidos en el barrio de Todos los Santos. Allí abrieron los talleres de carpintería, sastrería y zapatería. Luego arribaron a Riobamba y también al Oriente. Ellos fundaron carreras que ahora han desaparecido como por ejemplo la construcción de carrozas.
Después empezó la Revolución Liberal y fueron desterrados. El padre Juan Botasso cuenta que los llevaron a Otavalo y de allí a Esmeraldas. Los acontecimientos fueron tan rápidos que no tuvieron tiempo de comunicarse con sus superiores. Lo hicieron al llegar al Callao, a través de un breve telegrama que decía: “llegamos todos salvos”.
Los salesianos volvieron al país. Hubo un gran empuje con la llegada del padre Carlos Crespi en 1922. Era un excelente comunicador y muy carismático, aunque era doctor en ciencias naturales de profesión y también músico.
Entonces, la comunidad expande su proyecto educativo e impulsa misiones en el Oriente, crea colegios. Por un buen tiempo, tienen el monopolio en la impresión de textos escolares para primaria.
Hoy, la misión cumple 150 años. Durante ese tiempo han surgido personajes muy cercanos a la gente, como el padre Crespi. Con su larga barba y sotana exploró el oriente y escribió un estudio sobre su riqueza, luego redactó un texto sobre la cultura shuar. Además, es uno de los primeros en filmar escenas de la vida de estos indígenas. Vino a los 30 años al país y murió a los 86, tan solo una vez regresó a su país.
Como buen italiano era gritón pero bondadoso y generoso. Y como él existieron y existen muchos más…