Herramientas para adaptaciones en el aula escolar

El Síndrome de asperger afecta a tres de cada 1 000 niños en el mundo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

El Síndrome de asperger afecta a tres de cada 1 000 niños en el mundo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

Los audífonos en clases son un instrumento aconsejado, para que los chicos con síndrome de asperger desarrollen con tranquilidad tareas o evaluaciones. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

Cada inicio de año, la mayor preocupación de Claudia (nombre protegido) es cómo explicarle a los nuevos profesores que su hijo es diferente a los demás. A él le diagnosticaron Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Además presenta dificultades en su conducta, le cuesta controlar su ira.

Hoy el chico cumplió 13 años y -cuenta la madre- el camino para la adaptación en las aulas ha sido duro. A más de un docente le ha hablado de su tipo de necesidades. El 5% de infantes tiene TDAH, según el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría. En un aula de 30 alumnos, por ejemplo, hay de dos a tres chicos que tienen necesidades especiales.

Si el docente o psicólogo escolar detecta una condición especial en el niño se debe pedir un diagnóstico. Así se determina si tiene TDAH, asperger, coeficiente intelectual alto o dislexia, entre otros. Y se trabaja en recomendaciones para maestros.

“Se debe hacer un trabajo individual para responder a las necesidades de cada uno”, dice Inés Almeida, psicóloga del Colegio Alemán.

Con el diagnóstico, el docente y el psicólogo deben trazar un plan de acción. Tarjetas y gráficos vistosos para chicos con TDAH -como el hijo de Claudia- y audífonos para estudiantes con asperger son parte de las ideas.

En el síndrome de asperger

El Síndrome de asperger afecta a tres de cada 1 000 niños en el mundo y está dentro del grupo de trastornos del espectro autista. Los niños con asperger pueden, por ejemplo, concentrar su atención en un objeto o solo hablar de un tema específico. Una de sus características es que se les dificulta encajar en grupos de amigos y les molestan los ruidos fuertes, luces brillantes y las multitudes.

Por ello, los audífonos en clases son un instrumento aconsejado, para que desarrollen con tranquilidad tareas o evaluaciones. Incluso, si durante la clase el niño lo requiere lo puede usar. A los infantes que tienen esta condición les molestan los cambios repentinos, por lo que es importante que el docente coloque carteles con organizadores gráficos o dibujos de las acciones que debe realizar a diario el niño. Por ejemplo: lavarse las manos o acomodar su mochila.

El profesor también realiza un trabajo para mejorar su comportamiento social, es decir, para que logre relacionarse con sus compañeros o con los docentes. Entre las acciones están conformar grupos de trabajo o de juego para que el niño no esté solo.

Coeficiente intelectual alto

Las personas con coeficiente intelectual alto tienen habilidades excepcionales para razonar y aprender. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Los chicos con coeficiente intelectual alto tienen habilidades excepcionales para razonar y aprender. Por eso, la psicopedagoga del Alberto Einstetin, Patricia Peñaloza, dice que es importante que los maestros planeen cómo retarlos académicamente. Y así evitar que se aburran en entornos convencionales.

Con ellos -dice la psicopedagoga- no hay problema en salirse del currículo y explorar el de años superiores, en diálogo permanente con los docentes de otros grados. Recomienda incentivar la investigación por cuenta propia en los alumnos y permitirles moverse en el aula, que es una de sus necesidades. Por eso se suele confundir la actitud de estos estudiantes con falta de disciplina.

Para adaptar el salón a la necesidad de estos chicos se usan sillas que en lugar de asiento tienen una pelota sobre la que pueden saltar mientras escuchan la clase o realizan actividades como parte de la misma. Para ellos también hay mesas más altas, sobre las que pueden trabajar de pie o más bajas, para que se sienten en el suelo. Plantear retos en materias como Matemáticas o Ciencias es ideal.

Trastorno por déficit de atención

Una de las herramientas para captar su atención es una baraja, con cartas para aprender a distinguir objetos, números, letras y otros. Son vistosas y con letras grandes. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad se caracteriza por la dificultad para prestar atención, la hiperactividad y la impulsividad. Suele comenzar en la niñez y extenderse hasta edades adultas. Entre las características de estos niños están hablar mucho, cometer errores por descuido o correr riesgos innecesarios, problemas para respetar turnos, moverse nerviosamente y demás.

Una de las herramientas para captar su atención es una baraja, con cartas para aprender a distinguir objetos, números, letras y otros. Son vistosas y con letras grandes.

En evaluaciones, los profesores pueden otorgar más tiempo a estos niños. Otra opción puede ser los pacificadores o almohadillas, para que puedan moverse en su espacio y concentrarse en las actividades escolares. Los audífonos también son instrumentos esenciales, ya que si los usan pueden aislar el ruido y mejorar su concentración.

La colocación de un elástico entre las patas de la mesa también es otra opción, ya que el chico puede realizan movimientos continuos; así podrá manejar mejor la ansiedad.

Dislexia o asociados al mundo de la lectura

El ‘whisper phone’ es una herramienta útil, para que los alumnos con dislexia se escuchen mientras leen. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Un estudiante con problema en sus procesos de lectoescritura podría ser diagnosticado con dislexia. Esto es lo más común en las aulas, dice Mitch Green, director de servicios de aprendizaje de la Academia Cotopaxi. En estos casos se requieren planes individuales.

El ‘whisper phone’ es una herramienta útil, para que los alumnos con dislexia se escuchen mientras leen. Esta es una medida de autocorrección, que da resultados poco a poco. También pueden usar computadora, en lugar de cuadernos para tener el apoyo del corrector de Word.

La recomendación para los profesores es que se exploten otras habilidades como la de escuchar. Asimismo, es necesaria una evaluación diferenciada, en la que no se mida la lectura, sino cuánto está aprendiendo. Por ejemplo, se puede acompañar con la evaluación oral.

En lugar de proyectos o trabajo finales que impliquen presión de lectura y escritura, a estos chicos se les puede proponer que creen un vídeo, dibujen o hagan un show. Respetar los tiempos de lectura es otra opción.

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